Cuando Alfredo Harp Helú dijo: “Bienvenidos al paraíso de los Diablos Rojos del México”, sus palabras provocaron la ovación de los más de 20 mil aficionados que abarrotaron el nuevo inmueble dedicado al beisbol en la Ciudad de México, cuya inauguración es un sueño hecho realidad para el empresario. “Estoy muy feliz, y quiero que todos lo estemos. Este estadio lo tenemos que gozar todos”. Su felicidad era evidente, al igual que la de su esposa, María Isabel Grañén Porrúa y sus hijos, María Isabel, Sissi, Charbel y Santiago, quien se perfila como heredero del equipo y cambiará su residencia de Oaxaca a la capital del país, en donde entrará a estudiar en la Anáhuac. Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien es aficionado, jugador amateur y amante del beisbol, afirmó que impulsará todos los deportes, pero en especial éste en ligas infantiles, juveniles, amateurs y profesionales. “Me da mucho gusto inaugurar este extraordinario estadio de beisbol. Agradezco a Alfredo Harp Helú, él es el principal promotor de este deporte en México”, declaró el mandatario, quien estuvo acompañado por la exvelocista Ana Gabriela Guevara, actual directora de la CONADE.
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