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El rey de los belgas Felipe, su esposa la reina Matilde y sus cuatro hijos: la princesa Elisabeth, el príncipe Gabriel, el príncipe Emmanuel y la princesa Éléonore viven -en gran parte- gracias a las aportaciones de los habitantes de Bélgica, por ello, para los monarcas del país ubicado en el noroeste europeo es muy importante la transparencia de sus gastos.
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Uno de los gastos más fuertes que tienen los royals belgas es el que pertenece al rango de seguridad personal y es que para tener un buen cuidado de cada uno de los miembros de la realeza, así como de las casas que habitan, se necesitan aproximadamente 195 personas que pertenecen a la policía federal especialmente entrenada para cuidar al monarca y a su familia.
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Además de la policía federal, el monarca belga y su familia tienen la protección de 34 militares entre hombres y mujeres que los cuidan las 24 horas. De acuerdo con Royal Central, el personal de seguridad de los royals belgas trabajó durante aproximadamente 254 mil horas para la protección de la realeza y los dominios reales en 2018.
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"El Ministerio de Seguridad y Asuntos Internos de Bélgica respondió a la pregunta parlamentaria sobre los costos de seguridad de la familia real belga. Para 2018 los precios fueron 15,432,548.72 euros (aproximadamente 330,148,514.77 pesos mexicanos). Las cifras incluyen los salarios del personal de seguridad, los costos que hace la policía federal para ellos y otros gastos. Estos números están en línea con los costos de seguridad de los años anteriores".
El rey de los belgas Felipe (ellos no le llaman rey de Bélgica porque respetan que su mandato es por elección del pueblo y no por imposición) la reina y sus cuatro hijos tienen protección todos los días, todo el tiempo; por ejemplo, ahora que la heredera Elisabeth viven en Gales, siempre la acompaña un cuerpo de seguridad y el resto de los miembros como la princesa Claire o la princesa Astrid solo tienen protección cuando acuden a eventos oficiales.
Las casas reales que pertenecen a la realeza belga son el Palacio Real de Laeken (donde vive el monarca) el Palacio Real de Bruselas (que se ocupa para actividades de trabajo) y el Castillo Belvédère (residencia del rey Alberto y la reina Paola) siempre están vigilados, sin descanso.