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Tras la expectativa que se ha generado con el estreno de la cuarta temporada de "The Crown", una de las series originales de Netflix más esperadas que narra la vida de la reina Isabel II del Reino Unido desde los años 40 hasta la actualidad, todos y cada uno de los detalles que ahí aparecen son examinados con la lupa de los fans de una de las monarquías más importantes del mundo.
En una de las primeras escenas del tercer capítulo de la temporada cuatro que se titula “Cuento de hadas”, se vio una rata que causó confusión entre los televidentes, pues de inmediato comenzaron a preguntar en redes sociales si la presencia del roedor había sido intencional o una desafortunada casualidad que se le había escapado a la producción.
Otras personas especularon sobre el simbolismo de la rata en el set de grabación, justo en el momento en que la familia real esperaba la llamada del príncipe Carlos para confirmarles que le había pedido matrimonio a la entonces lady Diana Spencer, de 19 años. En la secuencia aparecen la reina Isabel II, la princesa Margarita y la reina Madre sentadas junto al teléfono, cada una desde su habitación, para recibir la noticia, pero fue en la toma de esta última en que la rata cruza corriendo de derecha a izquierda.
Aunque la producción de "The Crown" no ha comentado qué fue lo que ocurrió con la rata, lo que sí es que a través de su cuenta oficial de Twitter escribieron la siguiente pregunta como comentario a un tuit de un usuario: “¿Mejor actor invitado en una serie dramática?”.
El tema de las ratas en el palacio de Buckingham no es novedad. En 2017 se difundió que el príncipe Carlos consideró que en caso de ascender al trono tras la muerte de su madre, la reina Isabel II, él no usaría el Palacio como residencia oficial, ya que lo considera demasiado grande e incómodo para vivir, declaraciones que cuasaron revuelo pues se convertiría en el primer monarca en funciones desde la reina Victoria que no viviría en este lugar. Además, aseguró que por lo grande que es, es muy caro mantenerlo y por eso había goteras y ratones por todos lados, algo que orilló a una serie de obras que actualmente se realizan, que podrían durar un década y costar alrededor de 431 millones de euros.