Los emperadores Naruhito y Masako de Japón, quienes tomaron el poder el 1 de mayo de 2019, viven en el kōkyo o también conocido como palacio imperial de Tokio, el cual, en la antigüedad era conocido como el palacio castillo.
(Wikipedia Commons)
Este lugar donde los royals japoneses viven data desde la era 1800, cuando se convirtió en fortaleza para los emperadores y sus familiares, casi después de la restauración de la dinastía meji. Como en todas las residencias de la realeza, no hay acceso al público en general, salvo en días específicos y en áreas elegidas por sus habitantes.
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Sin embargo, en Japón no todo son pagodas y casas construidas con bambú. Así como Inglaterra, Escocia y España tienen castillos hermosos que han inspirado las historias más románticas, el país que pronto entrará en otra era de la mano de sus nuevos emperadores también tiene castillos dignos de cuentos de hadas. La construcciones más importantes de la cultura japonesa son, quizá, los castillos de los señores feudales que se hacían a base de piedra y madera; sin embargo, muchos de ellos fueron destruidos por la Segunda Guerra Mundial y otros permanecieron casi intactos.
Castillo Matsuyama
El lugar fue la residencia del clan Matsudaira -una de las familias más acaudaladas de la época- por muchos años, cuyo descendiente Tokugawa Ieyasu, fue uno de los más conocidos por ser el fundador del shogunato de Edo, quien ordenó la demolición de muchos castillos para quitarle poder a los señores feudales.
Por ello, este castillo resalta porque se salvó de la depuración de construcciones por ser el hogar de la familia del soberano más importante de esta parte de la historia.
Castillo de Uwajima
Fue construido por uno de los señores feudales más importantes de la época Tōdō Takatora, quien además de gozar de una gran riqueza, tenía buena reputación por realizar varias edificaciones populares.
Aunque en 1967 fue renovado en algunas partes, la realidad es que su aspecto no cambió para nada a lo que creó Tōdō durante el periodo Edo, ya que una de sus características era no tener ningún punto débil, es decir, cada una de sus estructuras exteriores es una barrera contra las fuerzas enemigas, por lo que no tiene ningún punto ciego y es prácticamente impenetrable, de acuerdo con nippon.com.
Castillo de Kōchi
Sus construcciones principales se mantienen intactas, lo cual no es ninguna sorpresa si tomamos en cuenta que fue creada para el héroe de la batalla de Sekigahara, Yamauchi Kazutoyo, conocido por haber tomado el control de la provincia de Tosa -situada en la prefectura de Kōchi- y su tarea era cuidar Otakasa.
El castillo es considerado un Tesoro Nacional debido a que conserva su edificio, palacio y la puerta principal sin ningún cambio desde que se construyó en 1611, un gran mérito debido a que un incendio en 1727 acabó con gran parte de la fortaleza.
Castillo de Hikone
Es otro de los lugares históricos de Japón por ser una estructura que conserva cada una de las paredes del castillo principal que se construyeron en 1575 para el clan Li -el cual después lo cambiaron a clan Matsudaira-. Aunque es una de las edificaciones más pequeñas del listado, los hijos de Li Naomasa tardaron 20 años en terminarlo.
Durante la Era Meiji, el Castillo de Hikone estuvo a punto de ser desmantelado, pero el emperador de aquel entonces, pidió que se conservara el lugar, un grana cierto, pues hasta la fecha este recinto sigue en pie y en 1952 fue nombrado Tesoro Nacional, según Hikone Travel Guide.
Castillo de Inuyama
La colina del río Kiso es decorada por esta pequeña pero importante construcción que data de 1537, año en el que Oda Nobuyasu, tío de Oda Nobunaga -conocido por ser uno de los grandes señores samurái que trató de unificar a la nación- pidió que se edificara este castillo que es reconocido como Tesoro Nacional.
La historia de este lugar ha sido un tanto trágica, pues en 1617, cuando durante el shogunato Tokugawa inició, el lugar pasó a manos de la familia Naruse, una de las familias más ricas durante el siglo XVII; sin embargo, según el sitio Japonismo, en 1871, con la abolición del sistema de castas, el castillo quedó bajo el control del gobierno.
En 2004, el Castillo de Inuyama, también conocido como el Castillo del Perro, fue donado a la prefectura de Aichi, ubicada en la región de Chūbu.
Castillo Hirosaki
También se le conoce como el Castillo Takaoka-jo y se ubica en el centro de Hirosaki, una provincia de Aomori. Fue construido en 1611 durante el periodo Edo y fue el hogar del clan Tsugaru -una familia de samuráis que gobernó la mitad noroeste de lo que es actualmente la prefectura de Aomori- durante mucho tiempo. El lugar es en sí mismo un lugar histórico nacional, ya que ha sufrido muy pocas modificaciones a lo largo de los años, de hecho su torre es una de las más conocidas y es todo un tesoro para Japón, de acuerdo con nippon.com.
Uno de los grandes atractivos del lugar es el parque, en el cual hay plantados más de 300 cerezos que tienen más de 100 años de edad, por lo que se ha convertido en el lugar perfecto para aquellos que desean ver florecer estos árboles de flores rosadas. El castillo Hirosaki es todo un lugar turístico, aunque permanece cerrado del 24 de noviembre al 31 de marzo por el invierno. Sin embargo, el resto del año abre sus puertas al público que desee disfrutar de su espectacularidad.
Castillo de Matsumoto
Es uno de los lugares más importantes de Japón y se ubica en la prefectura de Nagano. El castillo es, probablemente el más asombroso de todos los que hay por el sitio en el que fue construido: una llanura pantanosa, por lo que las personas que lo hicieron, se aseguraron que tuviera una estructura muy sólida y resistente.
El Castillo de los Cuervos, como también se le conoce por su paredes negras, es uno de los cuatro castillos japoneses que aún conservan su construcción original que data de la era Sengoku entre 1594 y 1597 por orden de Toyotomi Hideyoshi.
Hay un dato curioso sobre esta edificación, pues en 1872 fue subastado y estuvo a punto de ser desmantelado, afortunadamente decidieron conservarlo y ahora es considerado como Tesoro Nacional de Japón.
Castillo de Himeji
En 1993 fue nombrado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además también es Tesoro Nacional no solo por ser uno de los esplendorosos y famosos, sino porque también su construcción, del periodo Edo es una de las más antiguas y permanece intacta.
Es conocido como La Garza Blanca, algunas versiones indican que hace referencia a la colina Sagiyama en la cual se levantó el edificio, otros dicen que es por la gran cantidad de garzas blancas que viven en la zona y una última historia cuenta que es por su color blanco del exterior.
Uno de sus habitantes más importantes fue Toyotomi Hideyoshi durante el periodo Sengoku, uno de los soberanos feudales más poderoso de la época, a quienes se les llamaba daimyō.
Castillo de Maruoka
Este lugar fue construido para un estrategia militar, durante los Estado en Guerra (1467-1568), el sobrino de Shibata Katsuie, conocido como uno de los comandantes militares más importantes del periodo Sengoku y que, además estaban aliado con el clan de Oda Nobunaga, levantó este edificio para contener a la secta budista de Jōdo Shinshū, según nippon.com.
Aunque este castillo no se compara en elegancia ni tamaño con muchos otros recintos que se construyeron en aquella época, destaca por el objetivo con el que fue creado. Además, fue el hogar del clan Arima por 8 generaciones.
Castillo de Marugame
Esta edificación que se basó en el apilamiento de piedras y fue mandada a construir por el asistente del ministro Hosokawa Yoriyuki, quien también era un samurái.
Según japanhoppers.com, Ikoma Chikamasa -un samurái y daimyō durante el período Azuchi-Momoyama-, restauró el lugar durante seis años enteros. Pero ello le dio una característica fundamental al Castillo de Marugame, pues el gran muro de piedra que lo rodeo, llamado pendiente del abanico, es el más alto de todo Japón con sus 60 metros.
Otro dato importante es que la torre de madera y las puerta de Ote Ihino mon y Oter nino mon, fueron declarados como bienes del patrimonio cultural de Japón.