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La princesa Masako Owada está a nada de convertirse en la emperatriz de Japón con su esposo Naruhito, sin embargo, ella ha declarado en distintas ocasiones que aún no se siente lista para estar al frente de su nación debido a sus constantes caídas anímicas causadas por un trastorno relacionado con el estrés, la ansiedad y la depresión. Pese a todo ello, Masako no debe olvidar que a su lado tiene a un príncipe -en todo el sentido de la palabra- que está dispuesta a protegerla incondicionalmente cada día: el amor de su vida, Naruhito.
El próximo emperador tiene muchas cosas en la mente pero por ningún motivo se le escapa el bienestar de Masako y cada día vela para que ella, su princesa, se sienta mejor que el día anterior. De acuerdo con The Asahi Shimbun, Naruhito declaró: "Deseo ayudar a Masako y apoyarla en la medida que pueda. Me gustaría verla completamente recuperada".
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Cuando el príncipe heredero japonés le pidió matrimonio a su ahora esposa el 3 de octubre de 1992 una duda rondaba por su cabeza: "¿Seré capaz de protegerla en la vida, tendré esa capacidad?", por supuesto que este dilema se lo contó a su ahora esposa cuando aceptó casarse con él el 12 de diciembre de ese año y Masako se conmovió ante la sinceridad de su amado, por lo que ella se prometió hacer lo posible para sentirse mejor.
Masako y Naruhito se casaron en junio de 1993 pero su amor surgió en 1986 cuando se conocieron durante una junta de té organizada para la princesa española Elena en el Palacio Togu, residencia del entonces príncipe heredero Akihito. Después de aquella vez, sus amigos en común hicieron lo posible para reunirlos en varias ocasiones, ya que era evidente que estaba hechos el uno para el otro.
Pero la familia real de Japón no estaba tan convencida de que Masako fuera la mejor para el heredero al trono ya que su familia manejaba la fábrica Chisso Corp, la cual fue la causante de que la enfermedad de Minamata -considerado uno de los peores desastres de contaminación industrial de la posguerra-, que causaba daños cerebrales por evenenamiento con mercurio y muchas personas fueron afectadas por esto.
Sin embargo, Naruhito estaba convencido de que Masako traería felicidad a su vida y sin ella sería desdichado, así que buscó por todos los medios convencer a la gente que lo rodeaba de que ella era simplemente espectacular, pues la consideraba como una mujer que era capaz de generar sus propias ideas y tenía un vasto conocimiento del mundo gracias a su preparación en la Universidad de Oxford.
"La princesa ideal es la que tiene sus propias opiniones definidas, alguien con perspectivas globales, que pueda expresarse", dijo el próximo emperador japonés cuando se le preguntó por la princesa que deseaba a su lado.
Tras una ferviente lucha de opiniones, Masako fue aprobada por la familia real y se casó con el amor de su vida. Pero su adaptación a las exigencias de la realeza no ha sido fácil y ello le ha causado tener depresión y ansiedad en repetidas ocasiones al grado de no presentarse a los eventos imperiales. Era tal la preocupacion de Naruhito por el estado anímico de su esposa que ordenó esconder toda la prensa para evitar darle más presiones y preocupaciones a su amada esposa, reveló el diario japonés antes citado.
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Pese a ello, Naruhito sabe que tiene dos grandes responsabilidades ahora que se convierta en emperador, la primera es cuidar de su nación, mientras que la segunda -y más importante- es darle todo su apoyo a Masako para que se sienta cómoda en esta nueva etapa de su vida, todo con paciencia, delicadeza y muchísimo amor.