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La salud de la emperatriz emérita de Japón, Michiko, generó gran preocupación tras sufrir una fractura de fémur en un accidente en casa a tan solos pocos días de cumplir 90 años. El incidente ocurrió en el Palacio Sento, su residencia oficial en Kyoto, y llevó a la emperatriz a ser hospitalizada en el Hospital Universitario de Tokio para recibir tratamiento médico especializado.
Michiko, mamá del actual emperador Naruhito, se cayó el domingo por la noche, causando una grave lesión que requirió su traslado de emergencia al hospital. Según los médicos, la fractura en la parte superior de su fémur derecho necesita una intervención quirúrgica inmediata, la cual está programada para llevarse a cabo este martes 8 de octubre.
Este accidente es el más reciente de una serie de complicaciones médicas que han afectado la vida de Michiko en los últimos años. En 2019 fue sometida a una cirugía ocular para tratar cataratas y también se enfrentó a un diagnóstico de cáncer de mama. Además de sufrir de problemas cardíacos que requieren atención continua, lo que ha incrementado la preocupación por su estado de salud.
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La celebración de su cumpleaños número 90, un evento programado para el 20 de octubre, tenía previstos varios actos conmemorativos que incluían una sesión fotográfica oficial en los jardines del Palacio. No obstante, ante esta situación, es posible que dichos eventos se pospongan para dar prioridad a su recuperación.
Michiko siempre ha sido una figura respetada y querida por el pueblo japonés, reconocida por su empatía y apoyo constante a los ciudadanos, especialmente durante crisis como el devastador tsunami de 2011. Desde la abdicación de su esposo el emperador Akihito en 2019, ambos han llevado una vida tranquila en Kyoto, alejados del centro de atención pública, pero nunca fuera del corazón de la nación.
Es así que la familia imperial está actualmente enfocada en garantizar que la emperatriz reciba la mejor atención posible. Aunque su avanzada edad añade un factor de riesgo significativo, los médicos están optimistas de que, con el tratamiento adecuado y el seguimiento riguroso, la emperatriz emerita podrá recuperarse favorablemente de esta intervención quirúrgica.
Michiko y Akihito han sido un símbolo de estabilidad y unidad para Japón. Desde su retiro de la vida pública, han seguido apoyando diversas causas y manteniendo un vínculo estrecho con la comunidad, lo que ha consolidado aún más su legado como líderes empáticos y cercanos al pueblo japonés.
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