Desde su primer día como un miembro de la familia real del Reino Unido, Meghan Markle sabía lo que hacía y en su boda con el príncipe Harry no perdió la oportunidad de demostrar que ella es independiente y segura de sí misma. En el gran evento, la actriz estadounidense solo contó con la presencia de su mamá, Doria Ragland, ya que su papá Thomas Markle estaba convaleciente, además de que la relación padre e hija es bastante tensa.
(Meghan y Harry se casaron el 19 de mayo del 2018 en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor /AFP)
Estando sin la compañía de un hombre que la llevara al altar, como dicta la tradición, el entonces príncipe Carlos se ofreció a encaminarla hacia su hijo, quien la esperaría cerca del altar de la capilla de San Jorge del castillo de Windsor.
Sin embargo, las buenas intenciones del nuevo rey Carlos III de caminar junto a su nueva nuera a lo largo del pasillo quedaron un poco nubladas.
De acuerdo con el libro "Queen of Our Times", del escritor Robert Hardman, Meghan Markle le hizo una petición a su suegro:
"¿Podemos encontrarnos a mitad de camino?", le dio la estadounidense al padre del Príncipe.
(Meghan Markle lució un atuendo nupcial de Givenchy / AFP)
Así que el ahora Rey tuvo que esperar a que su nuera estuviera a la mitad del camino para acercarse y llevarla al altar, mientras Meghan caminaba por su cuenta, glamurosa y segura de sí misma.
"Aquí había un indicador de que no se trataba de una novia sonrojada, sino de una mujer segura e independiente decidida a hacer una gran entrada por su cuenta".
(AFP)
El 27 de noviembre de 2017 fue la fecha cuando se anunció el compromiso del príncipe Harry y Meghan Markle, tras dos años de noviazgo. A los pocos meses llegó la boda y cinco meses después, la actriz anunció su embarazo. Se sabe que la pareja se comprometió en Londres y el príncipe le dio un anillo con un diamante de Botsuana y dos diamantes del joyero de Diana de Gales.
(AFP)