A finales del mes de septiembre se publicará en Holanda el libro “Máxima, la construcción de una reina”, escrito por Rodolfo Vera Calderón y Paula Galloni, quienes lo lanzaron en Argentina el pasado 1 de mayo. La publicación que será traducida al neerlandés llegará a dicho país europeo de la mano de la editorial Prometheus y ofrece una mirada distinta a todo lo que se ha publicado de la esposa del rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos.
“Compararon nuestra investigación con las biografías escritas en Holanda y se dieron cuenta de que todas narran el cuento de la niña bien que se casó con el príncipe. Nadie rescata su pasado más díscolo como lo hicimos nosotros”, comentaron Rodolfo y Paula en entrevista para el diario “La Nación”. Sin embargo, lo que acaban de revelar estos escritores, es que luego del lanzamiento en el país suramericano, comenzaron a llegarles nuevos testimonios que completaban la biografía de Máxima.
(Portada del libro "Máxima. La construcción de una reina / Amazon)
Uno de ellos es sobre una relación de amor que la ahora reina mantuvo durante su estancia en Estados Unidos allá por 1995. Según la historia, Máxima llegó a nueva Nueva York para pasar las vacaciones de verano instalándose en los Hamptons, pero luego del término de estas, fue recibida en la casa de Robert Augspach y Fátima Gobbi, a quien ella conoció mientras trabajaron juntas en el Banco de Boston.
La idea de Máxima era conseguir empleo en la Gran Manzana para poder rentar un departamento para ella sola, no obstante, en una de las noches que salió a divertirse conoció a Pablo Jendretzki, un arquitecto argentino que había hecho un máster en Nueva York. “Pablo era un tipo al que, si llegabas a través de cierto círculo social, lo terminabas conociendo. Era lo que se dice un ‘social butterfly’: él siempre estaba en todos los eventos sociales importantes, no se perdía ni uno”, comentó Vera Calderón.
(Máxima de Holanda / EFE)
Según los autores de la biografía, esa relación era un ganar-ganar para los dos. Por un lado, a Pablo le servía tener a una chica como Máxima que siempre acaparaba la atención, mientras que ella necesitaba del networking que hacía para establecer contactos.
Durante la apasionada relación, Máxima encontró refugio en la casa que Pablo compartía con su amigo Matías Bullrich, debido a que no le estaban saliendo las cosas como quería en su trabajo. Incluso, se dice que Matías se refería a ella como: “Ahí viene la pesada”. En 1996 Zorreguieta, como indica el apellido de soltera de Máxima, encontró un buen trabajo en HSBC James Capel Inc., empresa en la que logró convertirse en vicepresidenta de ventas institucionales para América Latina. Leer también: La reina Máxima de Holanda aparece descalza en una reunión
(Máxima y el rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos / EFE)
El romance entre Máxima y Pablo no prosperó y evidentemente ella dejó la casa que había sido su refugio en sus épocas más difíciles. Se dice que Jendretzki se ofendió con su exnovia cuando esta no lo invitó a su boda con el heredero al trono de los Países Bajos, Guilermo Alejandro. Leer también: Los reyes de los Países Bajos en otro escándalo: ahora por sus vacaciones en Grecia