Más Información
Matilde d'Udekem d'Acoz y Felipe, rey de los belgas, celebraron la Fiesta Nacional de su país, como cada 21 de julio, día en el que se conmemora el discurso de coronación en 1831 del príncipe alemán Leopoldo Saxe-Cobourg en el que el nuevo rey de los belgas juró fidelidad a la Constitución.
Como ocurre desde hace 3 años, la familia real de los belgas estuvo acompañada de la princesa Delfina de Bélgica, la hija ilegítima que el exrey Alberto II se negaba a reconocer pese a las presiones de su gobierno.
Delfina de Sajonia-Coburgo, antes Delfina Böel, se tardó 7 años de lucha en los tribunales para que su padre la aceptara como su hija, fruto de una relación extramatrimonial con la baronesa Sibylle de Sélys Longchamps.
La historia cuenta que la prédica de aquel nuevo monarca, un aristócrata foráneo vinculado a varias casas reales, se considera el nacimiento del Reino de Bélgica como nuevo estado independiente, en forma de monarquía constitucional y parlamentaria.
La fiesta nacional es un día de asuento y la familia real de los belgas asiste a un desfile militar en Bruselas; también hay fuegos artificiales y alimentos tradicionales para vender en los parques y calles principales.
Bélgica lleva 192 años colgando su bandera al revés.
Bélgica nació en una noche del 25 de agosto de 1830, después de una ópera que prendió la mecha que acabaría alumbrando su separación de los Países Bajos. Antes, el país era conocido como el Ducado de Brabante.
Pala la ocasión, Delphine de los belgas eligió un colorido atuendo -como es su costumbre- confeccionado en seda por Ebru Sari; el estampado es parte del arte de la Princesa, quien también es artista gráfica.
Los divertidos zapatos azules son de Morobé y el sombrero tiene la firma de Cornelia.
Los exreyes Alberto II y Paola solo asistieron a la misa matutina de acción de gracias pero no asistieron al desfile ni tampoco a la ópera nocturna.