Las familias reales de todo el mundo a menudo se enfrentan a una mirada pública implacable pero detrás de los lujos y el protocolo, también experimentan desafíos de salud que nos recuerdan su fragilidad. Desde problemas físicos hasta de salud mental, descubre algunos de los problemas de salud que han afectado a miembros destacados de la realeza.
La hemofilia, un transtorno en el cual la sangre no coagula de manera correcta, era conocida como "la enfermedad de la realeza", denominación que se transmitió desde la reina Victoria hasta su descendientes.
De sus hijos, Leopoldo fue el varón afectado por la enfermedad, mientras que dos de sus hijas, Alicia y Beatriz, eran portadoras. La descendencia de Beatriz transmitió el gen de la hemofilia a la familia real española.
Por otro lado, la hija de Alicia, Alix, se convirtió en la emperatriz Alexandra de Rusia al casarse con el Zar Nicolás en 1894. Su hijo, Alexis, heredó la hemofilia de su madre, y su tratamiento por sangrados fue confiado al enigmático Rasputín.
La duquesa de Sussex, Meghan Markle, ha sido conocida por su apertura en cuanto a su salud mental, pero pocos saben que también luchó contra migrañas debilitantes que la llevaron al hospital. Gracias a la acupuntura y la medicina oriental, logró superar este problema.
A los 12 años, la princesa Eugenia fue diagnosticada con escoliosis y sometida a una cirugía de ocho horas para corregir la curvatura de su columna.
Su valentía al mostrar sus cicatrices en su boda ha inspirado a otros y ha ayudado a eliminar el estigma asociado con las diferencias físicas.
La condesa de Wessex habló abiertamente sobre los problemas de visión de su hija Louise, quien sufrió de estrabismo debido a su nacimiento prematuro.
Louise se sometió a cirugía para corregir sus ojos, y su madre se convirtió en embajadora de organizaciones benéficas relacionadas con la prevención de la ceguera.
El exjugador de rugby Mike Tindall ha hablado sobre la lucha de su padre contra el Parkinson para crear conciencia sobre la enfermedad.
Destaca la importancia de comprender las enfermedades neurodegenerativas y apoyar a quienes las padecen.
La difunta princesa Diana sufrió de bulimia en su juventud, un trastorno alimentario que fue descubierto por su chef real. Después de superar la bulimia, habló abiertamente sobre su experiencia, lo que ayudó a crear conciencia sobre la salud mental.
La princesa Charlene pasó un tiempo significativo en Sudáfrica alejada de su marido y la vida pública, debido a problemas de salud, incluyendo infecciones en el oído, nariz y garganta. A pesar de sus desafíos de salud, ha demostrado resiliencia y determinación.
La princesa Mette-Marit fue diagnosticada con una enfermedad pulmonar crónica en 2018, pero su actitud positiva y su compromiso con sus deberes reales demuestran su fuerza y determinación.
Aunque, tras celebrar su 50º cumpleaños, la casa real noruega anunció que la princesa Mette-Marit estaría de baja durante al menos dos semanas debido a problemas de salud.
A pesar de que ese período ha pasado, las declaraciones de Guri Varpe, jefe del departamento de comunicación de la corona, sugieren que su salud no ha mejorado significativamente.
Además, se ha anunciado que su papel institucional se reducirá en el futuro, lo que ha generado preocupación sobre su estado de salud real.
Estos ejemplos muestran que, incluso en las familias reales, las personas pueden enfrentar desafíos de salud significativos.
Al hablar abiertamente sobre sus experiencias, estas figuras públicas han contribuido a crear conciencia y reducir el estigma en torno a una variedad de problemas de salud.