Realeza| 13/01/2022 |11:26 |Redacción | Actualizada
13/01/2022 11:36

Daniel de Suecia, príncipe consorte y esposo de Victoria de Suecia, heredera al trono de la casa de Bernadotte, atraviesa por un momento delicado tras haberse contagiado, por segunda ocasión, del virus del SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad de Covid-19.

La salud de Daniel, esposo de Victoria de Suecia, es delicada tras contagio de Covid-19
La salud de Daniel, esposo de Victoria de Suecia, es delicada tras contagio de Covid-19

(Daniel de Suecia y Victoria de Suecia / EFE)

Pese a que la pareja real sueca ya tiene todas sus dosis de vacunas, ambos volvieron a salir positivos de la enfermedad, al igual que los reyes Silvia y Carlos XVI Gustavo de Suecia. Así lo anunciaron de manera oficial:

"El príncipe, que está completamente vacunado, tiene muy pocos síntomas y está bien", dijeron voceros.

Olof Daniel Westling Bernadotte, como es su nombre secular, se contagió de Covid-19 en marzo del año 2021 y aunque en aquella ocasión la enfermedad también le afectó poco, hay otro temor más importante sobre su salud.

La salud de Daniel, esposo de Victoria de Suecia, es delicada tras contagio de Covid-19
La salud de Daniel, esposo de Victoria de Suecia, es delicada tras contagio de Covid-19

(La reina Silvia, el príncipe Daniel, la princesa Estela, la princesa heredera Victoria que sostiene a su hijo Óscar y el rey Carlos XVI Gustavo / EFE)

Daniel de Suecia padece una enfermedad renal desde su nacimiento y en 2009 recibió un riñón donado de su papá, de 77 años. El príncipe que antes era el elentrenador personal de la princesa heredera Victoria, debe tomar medicamento de por vida debido al trasplante, razón por la que tiene a los médicos preocupados, pues su condición es aún más delicada.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación compngahuset)

Daniel de Suecia es entrenador profesional y, además, empresario, pues es dueño de Balance Training, una cadena de gimnasios en Estocolmo.

En 2020 comenzó a salir con Victoria de Suecia, quien era cliente de uno de sus gimnasios, contra viento y marea, pues ni la familia real ni la sociedad veían con buenos ojos sus intenciones amorosas.

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