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El romance de la reina Isabel II de Inglaterra y de su compañero por más de 74 años, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, es digno de una película.
Isabel se fijó por primera vez en Felipe en el verano de 1939; en ese entonces la princesa tenía solo 13 años. Él era el príncipe de Grecia, tenía cinco años más que ella y estaba a punto de iniciar una carrera en la Marina Real de Inglaterra. Isabel y su hermana, la princesa Margarita estaban de viaje con sus padres en el Colegio Naval Real de Dartmouth, alma máter del rey, su padre.
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El joven Philip de Mountbatten. (Foto: AFP)
De acuerdo con el libro “The Little Princesses” (“Las pequeñas princesas”) escrito por Marion Crawford, institutriz de la reina Isabel y de su hermana Margarita, Isabel quedó inmediatamente prendada del joven cadete que era su primo lejano. De acuerdo con Crawford, fueron sus rasgos “vikingos”, sus ojos azules y su pelo castaño lo que atrajo a Isabel.
En el mismo libro, Crawford dice que Felipe fue invitado a tomar sus alimentos en el yate real, provocando el rubor de Isabel. Aparentemente, la atracción de la princesa por el joven aristócrata fue notada enseguida por el tío de Felipe y ayudante del rey, lord Louis Mountbatten, quien también se encontraba a bordo del yate y quien escribió en su diario que su primer encuentro había sido “un gran éxito”. Mountbatten sería instrumental en la unión de Felipe e Isabel.
La entonces princesa Isabel, el príncipe Felipe, la reina madre, el rey Jorge VI y la princesa Margarita. (Foto: AFP)
Algunos de los parientes cercanos de la reina han hablado abiertamente del naciente afecto de Isabel por Felipe desde esos primeros días. Entre ellos Margaret Rhodes, prima de la reina, quien escribió en su autobiografía que “Isabel estuvo muy enamorada desde el principio”.
Sin embargo, el compromiso matrimonial tardó en llegar, de hecho, ocurrió hasta ocho años después, en 1947, después de la guerra. El matrimonio se llevó a cabo en noviembre de ese mismo año, en la Abadía de Westminster. En ese momento, la princesa no tenía idea de que, en apenas cinco años, se convertiría en la reina Isabel II de Inglaterra.
(Foto: AFP)
Fue entonces que Felipe tuvo que renunciar a sus propias ambiciones, a su amada carrera en la Marina Real, y asumir su rol como consorte, totalmente inédito. Él mismo dijo en una entrevista que dio a la BBC con motivo de su cumpleaños 90: “Nadie sabía que se supone que debería hacer yo”, pero cumplió a cabalidad con su papel, convirtiéndose en uno de los miembros de la familia real más destacados por derecho propio.
A su muerte, el día de hoy, 9 de abril de 2021, había cumplido con más de 22 mil compromisos reales. Y a pesar de su reputación como un hombre gruñón y falto de tacto, así como de un padre distante, nadie puede poner en duda su absoluta lealtad a la corona que lo adoptó y a su reina.
Isabel y Felipe estuvieron casados 74 años, procrearon 4 hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo, tuvieron 8 nietos y 10 bisnietos. Juntos viajaron por todo el mundo: Australia, Estados Unidos, África e India, representando a la Commonwealth liderada por la reina.
Compartieron un compromiso absoluto con sus deberes y su servicio a la nación de Inglaterra, y se apoyaban uno en el otro para enfrentar la vida pública con un genuino cariño y con un poco de su compartido sentido del humor.
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En privado, el duque de Edimburgo llamaba a la reina “Lilibet”, “Querida” o “Salchicha” y a ambos les gustaba cenar juntos algo ligero viendo la televisión.
Se dice que Ana era su hija favorita por su fuerte carácter, parecido al suyo, y que él y el príncipe Carlos, heredero a la corona, nunca pudieron establecer una relación del todo buena.
Con todo, el hombre que debía caminar tres pasos detrás de la reina, lo hizo durante 69 años, sin jamás protestar por ello, y con toda la dignidad que su cargo requería.
Descanse en paz.
