La crisis en la familia real noruega ya escaló hasta afectar a su propia heredera. La princesa Mette-Marit, casada con el príncipe Haakon, enfrentará un interrogatorio policiaco debido a las acusaciones de abuso físico y psicológico que pesan sobre su hijo, Marius Borg.
Desde el inicio de este escándalo, Marius fue señalado por varias de sus exnovias, quienes lo acusan de ser violento, abusivo y de llevar un estilo de vida polémico que finalmente comprometió a la familia real.
El caso del hijo mayor de Mette-Marit, resultado de una relación anterior a su matrimonio con el príncipe heredero, ha causado una gran controversia en el país escandinavo, pues el joven fue arrestado el pasado verano por una presunta agresión a su expareja en un apartamento de Oslo.
La decisión de citar a Mette-Marit proviene de Petter J. Grødem, abogado de Juliane Snekkestad, una de las exnovias de Marius Borg. El abogado justificó la solicitud afirmando que “sería antinatural que la princesa no respondiera a las preguntas de la policía”, según reportó el medio noruego Aftenposten.
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La princesa Mette-Marit enfrentará un interrogatorio por el caso de su hijo, Marius Borg
Mette-Marit, quien disminuyó sus compromisos públicos debido a una enfermedad pulmonar, se enfrenta ahora a un proceso judicial que amenaza su reputación. A pesar de haber solicitado a los medios que respeten su difícil situación, la atención sobre la familia real es inevitable, pues las repercusiones de este caso podrían afectar de manera permanente la imagen de la corona.
Las crecientes denuncias de maltrato físico y psicológico contra Marius obligaron a la familia real a adoptar una postura pública más firme. En respuesta a esta crisis, se decidió restringir su acceso a Skaugum, la residencia familiar, con el objetivo de salvaguardar la percepción pública de la casa real.
Este histórico palacio en las afueras de Oslo ha sido el hogar de la familia real durante décadas, y Marius contaba con una residencia independiente en el mismo terreno, donde se informa que organizaba fiestas con comportamientos inapropiados y presuntos actos de vandalismo.
Este escándalo provocó un intenso debate en Noruega, especialmente porque la princesa había mantenido un perfil bajo respecto a la vida privada de su hijo. No obstante, tras su arresto en agosto y las múltiples denuncias de violencia y robo en su contra, el silencio ya no fue una opción.
Aftenposten también informó que Marius enfrenta problemas de adicción y salud mental, factores que él mismo identifica como influyentes en su comportamiento. Aunque mostró arrepentimiento al principio, su conducta continúa siendo motivo de preocupación para su familia.
A medida que avanza el proceso judicial, Mette-Marit se enfrentará al desafío de decidir cuánto apoyo puede brindar a su hijo sin comprometer la imagen de la corona. El interrogatorio ante la policía representará una prueba tanto legal como personal para ella, en un momento crucial en el que su salud y reputación estarán en juego.
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