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Después de que hace unas semanas se dio a conocer que la princesa Haya, actual esposa del jeque de Dubai, Mohamed Bin Rashid Al-Maktoum, escapó al parecer primero a Alemania y después a Londres; la familia real de Jordania atraviesa por un momento difícil en un año que debería ser de celebraciones, ya que se cumplen dos décadas de que el rey Abdalá llegó al trono, así como el décimo aniversario del nombramiento del príncipe Hussein como heredero al trono.
Según el analista del periódico israelí Haaretz, Zvi Bar'el, el monarca de Jordania podría tener más problemas por su tía, la princesa Basma, debido a que su esposo Walid Kurdi fue acusado de corrupción, caso del que Abdalá ha tratado de mantenerse lo más lejos posible, pues cualquier manifestación perjudicaría a todo el país.
La críticas a su esposa, la reina Rania, también han aquejado al rey porque desde hace varios meses la reina había sido criticada por los costosos outfits que utiliza en sus apariciones públicas. Como contestación a dichas críticas, Rania lanzó en enero un comunicado a través de sus redes sociales en el que puntualizó que los costos de sus prendas estaban fuera de contexto, justificándose en el trabajo que hacen algunos blogs de moda, quienes publican solo un estimado del costo de las prendas y accesorios, los cuales, en muchas de las ocasiones son regalados por las marcas o incluso, prestadas.
A pesar de los momentos desafortunados que ha tenido la familia real de Jordania, la buena crítica se la lleva el joven príncipe de solo 25 años, Hussein, quien representa para el pueblo una imagen de renovación y sabiduría hasta el grado pensar que se convertirá en “uno de los líderes del siglo XXI”, tal como lo definió Ban Ki-moon, quien es secretario general de Naciones Unidas, pues Hussein, al igual que es resto de los royals, está muy preparado, pues es egresado de la carrera de Historia Internacional de la Universidad de Georgetown, además de que recibió una educación militar en la Academia Sandhurst por la que también pasaron personajes como los príncipe William y Harry de Inglaterra, hasta el propio rey Abdalá y su abuelo, Hussein I.