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Las alarmas en la familia real británica se encendieron luego de que un informe revelara que en los últimos tres años se han identificado cerca de 500 potenciales acosadores que representan una amenaza directa a los miembros de la familia.
La monarquía británica, símbolo de tradición en Reino Unido, ha sido durante décadas un imán tanto para la admiración como para el acecho. A lo largo de los años diferentes miembros de la monarquía han enfrentado situaciones delicadas que han comprometido su seguridad.
Uno de los casos más recordados es el de Michael Fagan, un hombre que en 1982 logró irrumpir en el dormitorio de la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham mientras ella dormía.
Los riesgos asociados con los acosadores que acechan la seguridad de la monarquía británica varían, aunque en gran medida, ponen en riesgo a los miembros de la familia. Su inestabilidad mental los hace impredecibles, y su nivel de obsesión puede escalar rápidamente.
Recientemente el Centro de Evaluación de Amenazas Fijadas (FTAC, por sus siglas en inglés) de la Policía Metropolitana de Londres, elaboró un informe que refleja un aumento preocupante en el número de individuos considerados peligrosos.

En 2020, los casos clasificados como de riesgo extremo eran 24, mientras que al día de hoy son 35. La cifra global de posibles acosadores también ha ido en aumento, al pasar de 433 casos registrados a un total de 480 en los últimos tres años.
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Seguridad de la Familia Real Británica en riesgo por la alarmante cifra de acosadores
Dai Davies, exjefe del comando de Protección Real, advirtió que esta cifra podría ser apenas la punta del iceberg. “Lamentablemente, siempre existirán personas perturbadas que deseen hacer daño a la Familia Real. El desafío de las autoridades es determinar quiénes cuentan con los medios y la voluntad para llevar a cabo sus planes”, declaró a ‘The Mirror’.
Aunque muchos de estos individuos padecen trastornos mentales y son considerados ‘aficionados’, esto no disminuye su peligrosidad. En la práctica, ya se han registrado episodios que ponen en evidencia el riesgo constante al que está expuesta la realeza.

Recientemente, encapuchados irrumpieron en la misma residencia mientras dormían el príncipe William, la princesa Kate Middleton y sus hijos. Aunque no se registraron daños, el suceso dejó claro que las brechas de seguridad aún existen.
Este aumento en las amenazas llega en un momento complejo para la monarquía. A la preocupación por la salud del rey Carlos III, se suma ahora la presión sobre los sistemas de protección de la familia real.

Aunque la protección de la monarquía británica frente al riesgo que representan los acosadores es una labor delicada, se mantiene el monitoreo constante y la identificación temprana de amenazas, tal como lo hace el reciente informe.
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