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En el interior de la catedral de Notre Dame en París ocurrieron casamientos, beatificaciones y coronaciones de importantes monarcas franceses que tuvieron en sus manos el rumbo de aquel país; se trata de una joya arquitectónica que tardó más de 200 años en ser totalmente edificada y que, desgraciadamente, un incendio acabó con muchas piezas de gran valor histórico. Este espacio de fe tiene una estrecha relación con la monarquía europea. Te contamos:
Cuando se puso la primera piedra de la catedral en 1160, el rey Luis VII estaba al frente del poder y era un gran amigo del obispo parisino Maurice Sully, quien fue una de las figuras que más se interesaba por tener un templo que representara la religión católica y, al mismo tiempo, fuera un reflejo de la arquitectura gótica de Francia.
De acuerdo con Royal Central, algunos de los objetos más representativos de la catedral fueron regalos de monarcas, por ejemplo, el rosetón sur fue un obsequio de la Casa de los Capetos, una de las dinastías más importantes de la historia de Francia. Mientras que el rey Luis IX, quien fue canonizado y nombrado como Saint-Denis, donó los rosetones del norte y oeste, el cual fue reemplazado después del incendio de 1871, según la BBC.
Además, en Notre Dame se realizaron eventos de la realeza muy importante como la vez que Felipe IV convocó en 1302 a los primeros Estados Generales, asambleas a las que acudían los representantes de cada clase social para que se crearan acuerdos entre el poder de los monarcas y la Iglesia.
La catedral de Notre Dame también tiene una conexión con la familia real de Inglaterra, pues ahí se coronó a Enrique VI, ya que el 6 de noviembre de 1429 fue nombrado rey de Gran Bretaña y de manera simultánea de Francia debido al Tratado de Troyes, el cual indicaba que tras la muerte del rey Carlos VI de Francia, Enrique V de Inglaterra se quedaría con el trono.
Aunque después de que Juana de Arco intervinó en el asunto durante la Guerra de los Cien Años, los monarcas ingleses perdieron todos sus derechos como gobernantes en tierras francesas. Como dato curioso, según El País, Juana de Arco fue beatificada en la catedral parisina por ser la heroína francesa que liberó a su pueblo y sacrificó su vida.
La iglesia también tiene su historia de amor, pues en la catedral de Notre Dame se casó María, reina de Esocia, con su primer esposo, Francois II, en 1558.
Décadas más tarde, en ese mismo lugar, Napoléon Bonaparte y Josefina de Beauharnais fueron coronados como emperadores de Francia en 1804 en una ceremonia oficiada por el Papa Pío VII, de acuerdo con El País.
Aunque la construcción de Notre Dame fue pensada en un inicio como una forma de expandir la religión católica en Francia, al igual que su cultura, según la visión de Luis VII y el obispo Maurice de Sully, la realidad es que la catedral se convirtió en algo mucho más importante que eso, ya que se trata de un referente religioso, turístico, arquitectónico e histórico de París.