La presencia de Kate Middleton en cualquier evento es sinónimo de elegancia y entusiasmo debido a su carisma y gran sentido de la moda, mismo por el que se le considera una de las royals con mejor estilo.
Tal como se esperaba, la princesa de Gales y el príncipe William se encuentran en la ceremonia de los BAFTA, premios otorgados por la academia del cine británico que este año se celebran en la sala de conciertos Royal Festival Hall.
Para la ocasión, Kate Middleton, quien apareció por primera vez en la alfombra de esta premiación en 2017, lució un elegante e impecable vestido en color blanco cuyo diseño ya había portado.
El vestido diseñado por Alexander McQueen que solamente se sujeta por uno de sus hombros, similar a una toga estilo griego, fue utilizado por la princesa Kate en los BAFTA de 2017, para este año lo único que agregó fue la tela estilo capa.
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Catalina de Gales contrastó el vestido blanco con unos guantes en color negro de terciopelo estilo ópera y una bolsa tipo clutch de Jimmy Choo mientras que prefirió apostar por unos aretes largos en color dorado de Zara y no llevar collar.
(El príncipe William y Kate Middleton eran de las personalidades más esperadas en la alfombra roja de los BAFTA / AP)
Su pelo castaño estaba peinado en ondas y al aire libre, un estilo muy natural y sobrio que se acompañó de su maquillaje en tonos neutros pero con una técnica de ojos ahumados para seguir con el contraste.
Por su parte, el príncipe William, quien es presidente de BAFTA desde 2010, no se quedó atrás y desfiló junto a Kate Middleton, de 41 años, luciendo un traje en color negro con camisa blanca y un moño junto a unos mocasines.
Los principes de Gales lucieron completamente alegres mientras saludaban a los presentes y de nueva cuenta demostraron que su química va más allá y combinan atuendos de la mejor forma.
Esta es la primera aparición del príncipe William y Kate Middleton en la alfombra roja de los BAFTA desde el año 2020, cuando dejaron de asistir debido a la pandemia por Covid-19.
Fueron recibidos entre aplaudos y gritos de cariño por parte de los asistentes, una prueba más de que son bastante queridos en Reino Unido.