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La corona inglesa aún conserva entre sus riquezas un diamante precioso que ha sido el motivo de “muertes” y de deseo por varios por años. Lo más relevante es que con la misma joya Kate Middleton será coronada- cuando William ascienda al trono- como reina consorte, como si fuera símbolo de buen augurio para la vida de Kate.
Esta joya está en la corona que una la reina Isabel.
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Se trata del diamante Koh-i-Noor- Montaña de Luz-, una de las rocas preciosas más controversiales que existen actualmente. Su historia comienza en la India pero después de varias guerras, también fue parte de los botines de los persas, Iraníes y los mongoles, siendo su destino regresar a tierras indias para ser tomado -finalmente- por los ingleses.
De acuerdo con la BBC el Koh-i-Noor de “105 quilates (21 gramos) llegó a manos británicas a mediados del siglo XIX y forma parte de las joyas de la Corona de Inglaterra en exhibición en la Torre de Londres”. Cuando el Kohinoor llegó a manos del general Lord Dalhousie en 1849, éste quiso enviárselo a la reina Victoria después de que las tropas inglesas derrotaron al maharajá de 10 años de Punjab.
Es por ello que actualmente existe un gran conflicto de intereses sobre este diamante, pues algunos creen que debería ser regresado a la India mientras que otros aseguran que es un asunto del pasado y que no deberían seguir las asperezas entre ambas naciones. Además, hay versiones que señalan que ese diamante podría estar maldito, ya que de acuerdo con las leyendas e historias, todos sus portadores han caído en desgracia o muerto.
Sin embargo, la historia de esta joya ha dado un impresionante giro desde que llegó a manos de la reina Victoria, quien desde que lo usó por primera vez cambió su destino. A partir de este hecho, la piedra formó parte de las riquezas de la corona inglesa y se estipuló que sería usado por las mujeres de esta familia.
Incluso existe una leyenda al respecto: “Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad”.
Es por ello que posiblemente la corona inglesa lo haya colocado como un amuleto de buena suerte o símbolo de prosperidad en la corona. La última en usar esta joya durante una coronación fue la reina madre, Isabel Bowes, esposa del rey Jorge, papás de Isabel II.
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