El pasado 24 de mayo, dimos a conocer que el príncipe Joaquín de Bélgica viajó a España (pese a la contingencia sanitaria) para asistir a una fiesta pero, cuando regresó a su país, fue diagnosticado con Covid-19, lo que provocó críticas de las autoridades españolas, quienes ya lo multaron por desobediente.
Joaquín de Bélgica, de 28 años, fue sancionado tras haber acudido a una fiesta que rebasaba el número permitido de congregados en la fase 2 de escalada, que es de máximo 15 personas.“Una falta grave contra la Ley Orgánica de protección de la seguridad ciudadana", afirmaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Córdoba.
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El diario El País asegura que la multa impuesta al Príncipe asciende a los 10 mil 400 euros. El hijo de Lauren y Astrid tiene 15 días para pagar o "presentar alegaciones y proponer o aportar las pruebas que estime oportunas” para defenderse de las acusaciones.
Joaquín reconoció, el pasado 31 de mayo, sentirse profundamente arrepentido de sus actos y confesó comprender la magnitud de sus acciones, por lo que se espera que pague la multa impuesta por el Gobierno de España.
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Sin embargo, el mismo diario señala que las investigaciones de la Policía Nacional revelaron que en realidad el Príncipe sí estuvo presente en dos fiestas, y no solo en una como se especulaba. Joaquín acudió a un almuerzo el día 25 en la finca familiar de su novia en Hornachuelos, a la que asistieron 12 personas, y el martes fue visto en Córdoba en una reunión con 15 asistentes. De ser cierta esta información, Joaquín no habría incumplido con las normas de la fase 2 desescalada que dictaban las autoridades cordobeses.