Hoy en día, el rey emérito Juan Carlos de España es una figura envuelta en la polémica. Aunque por mucho tiempo fue un respetado monarca, en los últimos años de su reinado y durante su retiro dorado en Abu Dhabi, ha ido de escándalo en escándalo: se reveló su fama de Don Juan, su larga relación extramarital con la alemana Corinna Larsen --además de muchas otras--, millones de euros sin explicación satisfactoria en sus cuentas de banco, y mucho más.
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El declive en la popularidad de Juan Carlos I inició formalmente en 2012 con un viaje que hizo a Botswana, un safari que, según la BBC, era un regalo al hijo de su entonces ya examante, Corinna Larsen. Según Corinna reveló al grupo noticioso, no quería ir a ese viaje, pues presentía que algo malo pasaría. Y de hecho pasaron varias cosas: el rey mató a un elefante de 50 años de edad en una cacería --lo cual provocó tremendo escándalo-- pero eso no fue todo, se cayó y se rompió la cadera.
El viaje fue el principio del fin de su popularidad por varias razones: quedó al descubierto que Juan Carlos le era abiertamente infiel a la muy popular reina Sofía, estuvo de viaje en un país en el que España no tenía representación diplomática en medio de una grave crisis económica, y se trataba de unas vacaciones muy caras que nadie sabía cómo se habían pagado.
Aunque pidió disculpas al pueblo español, este viaje causó estragos en su imagen, de los cuales nunca logró recuperarse. Sin embargo, no mucho antes del 2012, el rey había sido figura central de la pacífica transición a la democracia en España, e hizo frente a un golpe de estado en 1981. Era enormemente admirado por ambas razones, hasta el fatídico viaje africano.
Pero, las tragedias de Juan Carlos no empezaron aquí. No es muy conocido en nuestro país el hecho de que el rey tuvo tres hermanos: la infanta Pilar, la mayor de todos y quien murió en 2020; la infanta Margarita, quien nació ciega, y Alfonso, cuatro años menor que Juan Carlos.
Alfonso era el menor de los hijos del matrimonio formado por Juan de Borbón, conde de Barcelona, y la princesa María de las Mercedes de Borbón y Orleans. A principios de 1946, la familia completa se mudó de Lausana, Suiza, a Estoril, en Portugal, donde se establecerían definitivamente.
En 1950, ambos hermanos, Juan Carlos --entonces de 12 años-- y Alfonso, de 8, fueron enviados estudiar a España. Según los reportes escolares de entonces, Alfonso era considerado más sociable y simpático que Juan Carlos.
En marzo de 1956, los dos partieron a Estoril para pasar las vacaciones de Semana Santa con el resto de su familia. El 29 de marzo, que era jueves santo, la familia fue a la misa matutina, de ahí Alfonso se fue a jugar golf --que le encantaba, igual que a su padre, lo que los hacía muy cercanos-- al Club Estoril, donde ganó la semifinal del torneo en el que estaba participando. Su padre, Juan Carlos y él regresaron del club a su casa, Villa Giralda, y la familia completa volvió a salir a la segunda misa del día; regresaron directo a la casa porque hacía mal tiempo.
Los chicos, entonces de 18 y 14 años, estaban en el cuarto de juegos esperando la hora de la cena. Días antes les habían regalado una pistola calibre 22 y una diana para que aprendieran a disparar. Según relata la princesa María de las Mercedes en su autobiografía, un día antes los hermanos habían estado disparando a las farolas y su padre les había prohibido jugar con ella, pero fue su propia madre quien se las prestó ese día.
Hay distintas versiones acerca de lo que en realidad sucedió, pero el caso es que se escuchó un disparo y cuando los condes de Barcelona entraron a la habitación, su hijo menor estaba en un charco de sangre y el arma en manos de Juan Carlos. Se trataba de una pistola de poco calibre, pero un disparo le entró a Alfonso por la nariz y lo mató casi instantáneamente.
Según diversas fuentes, el infante murió en los brazos de su padre, quien lo cubrió con una bandera de España que arrancó de un mástil y, acto seguido, hizo jurar a Juan Carlos que no lo había hecho a propósito.
Al día siguiente, la secretaría de los condes de Barcelona emitió el siguiente comunicado: "Estando el infante don Alfonso de Borbón limpiando una pistola de salón con su hermano, la pistola se disparó, alcanzándole en la región frontal, falleciendo a los pocos minutos. El accidente sucedió a las veinte horas y treinta minutos al regresar de los oficios del Jueves Santo, donde había recibido la sagrada comunión".
Nunca hubo una investigación oficial, pues el mismo Francisco Franco había prohibido que se divulgaran los detalles de lo ocurrido, pero en los días siguientes se supo que fue Juan Carlos quien había sostenido el arma, dando lugar a una infinidad de rumores y especulaciones.
Aunque hay muchas versiones de lo que en realidad sucedió, el propio Juan Carlos le contó a su amigo Bernardo Arnoso que, pensando que el revólver estaba descargado y tratando de impresionar a su hermano, él disparó, la bala rebotó en la pared y después se impactó en el rostro de su hermano. Mientras que, en algún momento, su propia madre sugirió que Juan Carlos disparó a su hermano como una broma, pensando que el revólver estaba descargado.
El conde de Barcelona no habló nunca más de su hijo en público y cuando se refería a él en privado, lo llamaba "mi querido hijo Alfonsito". Por su parte, su madre cayó en una profunda depresión de la que tuvo que ir a recuperarse a una clínica en Alemania. Juan Carlos, a su vez, se volvió retraído y taciturno.
Alfonsito fue enterrado en Estoril, ante su familia y algunos miembros de la monarquía que llevaron a Portugal bolsas de tierra española que depositaron sobre su tumba. En 1992, treinta y seis años después de su muerte, sus restos fueron trasladados al panteón familiar, en Madrid.
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"Ahora lo echo mucho de menos. No tenerlo a mi lado. No poder hablar con él. Estábamos muy unidos, yo lo quería mucho, y él me quería mucho a mí. Él era muy simpático", dijo Juan Carlos ante las cámaras en el documental "Yo, Juan Carlos I, rey de España", del director de cine hispano-francés, Miguel Courtois.
La trágica muerte de Alfonsito fue considerada un episodio más de la "maldición de los Borbón", pues en la familia ha habido todo tipo de tragedias: niños muertos en el parto, infantas muertas muy jóvenes, accidentes terribles, enfermedades congénitas y mucho más. Sea como fuere, esta tragedia marcó profundamente a la familia del hoy rey emérito.