Las cosas podrían cambiar para el Trono del Crisantemo. El actual emperador japonés, Naruhito, y su esposa, la emperatriz consorte Masako, son padres de una niña, Aiko, quien no podrá ascender al trono una vez que su padre fallezca o abdique debido a su condición de mujer, y es que en Japón, las leyes reales prohíben a las mujeres convertirse en emperatrices por derecho propio.
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Sin embargo, el gobierno japonés abrirá un panel de discusión a finales de este año para hablar de la sucesión imperial debido a que, en su constitución, no se prohíbe a las mujeres ascender al trono y parece que tanto los royals como los políticos están listos para abrirse a la posibilidad de que las reglas cambien.
La necesidad de que la realeza japonesa debe modificar sus estatutos se debe a que hay pocos hombres que podrían tener el derecho de convertirse en emperadores, contra el número de mujeres que existen, quienes -además- pierden todo derecho real si se casan con un plebeyo. Es decir, las royals que se casan con alguien que no pertenezca a la realeza pierden sus títulos y son obligadas a vivir como cualquier otro ciudadano japonés, eso sí, con dinero que les proporciona el gobierno para mantener su estilo de vida. Por eso, las princesas prefieren abandonar sus palacios y casarse con un chico común a vivir como royals sin algún derecho a futuro.
Actualmente hay 18 miembros de la familia imperial y de ellos, 13 son mujeres.
"Hay algunos partidos de oposición que quieren permitir que las mujeres suban al trono, creyendo que un descendiente directo del emperador debe tener prioridad, independientemente del sexo. Esto haría que Aiko, la princesa Toshi, fuera la primera en la línea de sucesión. Sin embargo, los miembros conservadores del Partido Liberal Democrático se oponen a tener una emperatriz", de acuerdo a Royal Central.
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Mientras los japoneses se ponen de acuerdo y se acercan al momento en que las mujeres reales puedan ascender al trono, el pequeño príncipe Hisahito será el próximo emperador una vez que su tío, el emperador Naruhito, deje el trono imperial. Sin embargo, hay esperanza de que las cosas cambien en Japón, pues Naruhito es un fiel protector de los derechos de las mujeres, especialmente desde que su esposa, la emperatriz consorte Masako, cayó en una severa depresión por la rígidez de los protocolos japonenes.
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