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Enrique de Sussex y Meghan Markle se sumaron a otros miembros de la familia real, este viernes, para una misa en honor a los 70 años en el trono de la reina Isabel II, siendo esta su primera aparición pública en el reino Unido desde que renunciaron a sus roles senior hace dos años.
Aunque se sabe que la pareja visitó a la soberana, abuelita de Harry, antes de llegar a los Invictus Games que se realizaron en los Países Bajos, esta estancia de varios días es la primera que hacen desde que huyeron, primero a Canadá y luego a Estados Unidos, donde actualmente residen. Además, por fin se le hizo a la Reina conocer a su bisnieta Lilibet.
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Sin embargo, en medio de la emoción y zozobra que los duques de Sussex provocaron en millones de personas de todo el mundo, hubo algo que nos llamó la atención durante el servicio religioso: las expresiones faciales del príncipe Harry. ¿Estaba aburrido, enojado, arrepentido o consternado?
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Esta misa de acción de gracias por los años de Isabel II como soberana del Reino Unido y de los otros Reinos de la Mancomunidad de Naciones se llevó a cabo un día después de que comenzaron las celebraciones con el deslumbrante desfile militar conocido como Trooping the Color, una festividad que conmemora el cumpleaños oficial de los soberanos que se realiza desde hace casi 260 años.
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Tratándose de unos días especiales para la familia real, es probable que Harry no haya estado listo para volver a ver la cara de todos sus parientes, a quienes criticó durante una entrevista con Oprah Winfrey. O quizá le urgía regresar a la privacidad de Forgmore Cottage, la residencia oficial que alguna vez fue suya y que ahora la princesa Eugenia y su familia les prestaron mientras llega su fecha de regreso a California.
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En un par de ocasiones se le vio bromear con Jack Brooksbank, esposo de la princesa Eugenia, su prima hermana, y en otras susurrar con su esposa, Meghan, pero en la mayor parte del tiempo del servicio religioso, Harry estuvo callado, solo mirando.
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