El príncipe Carlos de Gales creció sin el amor de sus padres

Libro confirma que el príncipe Carlos de Gales no tuvo la atención, el cariño y el amor de sus padres, la reina Isabel II del Reino Unido y el príncipe Felipe de Edimburgo

(EFE)
22/09/2020 09:00

Fueron 14 años de terapia lo que el príncipe Carlos de Gales tomó para poder superar la mala relación con sus papás y la frustrada forma en que el príncipe Felipe de Edimburgo lo trató durante los primeros años de su vida. Esto es parte de lo que expone el libro “Príncipe Felipe revelado: un hombre de su siglo”, que escribió la periodista Ingrid Seward, experta en la monarquía británica y que se ha convertido en una biógrafa de la familia real pues ha escrito al menos un decena de libros sobre la reina Isabel II, la princesa Diana y los príncipes William y Harry; no obstante, su más reciente publicación que verá la luz el 1 de octubre de 2020, es sobre el príncipe Felipe de Edimburgo y la vida que ha vivido durante casi un siglo, pues cumplirá 100 años el próximo 10 de junio de 2021.

Según lo que relata Ingrid Seward la princesa Diana le contó antes de que muriera en 1997 que lo único que Carlos aprendió del amor de sus padres fue a estrechar las manos, una afirmación que dimensiona el desapego emocional que el príncipe de Gales siente por sus dos papás, pero, sobe todo, con el duque de Edimburgo, ya que este último estaba jugando squash el día que su primogénito nació aquel 14 de noviembre de 1948, “Cuando lo vio por primera vez dijo que parecía un budín de ciruelas” escribió Ingrid.

El príncipe Carlos de Gales creció sin el amor de sus padres

(El príncipe Carlos y la princesa Ana em 1954 / EFE)

Newsletter Hello Weekend!
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

Además, a esta falta de atención desde el día de nacimiento de su heredero, Felipe no estuvo presente en seis de los primeros ocho cumpleaños de Carlos, ante esto la periodista entrevistó a Godfrey Talbot, vocero oficial de la corte de mediados del siglo pasado, quien dijo que las constantes y largas separaciones entre Carlos y sus padres resultaron perturbadoras y desconcertantes para el heredero al trono.

Sin embargo, al maltrato emocional que el príncipe de Gales ya sufría, el duque de Edimburgo estaba obsesionado con que su hijo fuera como él y en el tema educativo lo forzó a ir al colegio Gordonstoun, un internado situado al norte de Escocia que tiene una formación guiada por la austeridad y la exigencia atlética, algo que Carlos odiaba porque más bien él era un niño tímido y sensible, algo que tuvo que reprimir durante mucho tiempo para darle gusto a su papá.

El príncipe Carlos de Gales creció sin el amor de sus padres

(Portada del libro de Ingrid Seward / amazon.co.uk )

: Eileen Parker, exesposa de Mike Parker, íntimo amigo de Felipe, quien le contó que el duque no era un padre cariñoso y Carlos le tenía miedo, y a Lady Kennard, amiga de la infancia de Isabel, quien explicó: “Una persona fuerte como Felipe, que encontró en la dureza la forma de sobrevivir, quiso transmitirle lo mismo a su primogénito que, al contrario de su padre, era muy sensible”.

en 1921, descendiente de la reina Victoria. Pero, solo 18 meses después de su nacimiento, la familia tuvo que ser rescatada por un buque de guerra británico de la isla de Corfú después de que su padre fuera exiliado. Su infancia nómada la pasó en Alemania, París y, finalmente, Inglaterra, donde fue enviado a un internado.

Con 18 años, Felipe estudió en el Dartmouth Naval College y mientras hacía eso, se le pidió que cuidara de las dos hijas del rey, Isabel de 13 años y su hermana Margarita, durante una visita real. Ese fue el primer encuentro entre Felipe e Isabel, quienes ocho años después llegaron al altar en 1947. Pero, a los pocos años, sus vidas se transformaron cuando en 1952 ella se convirtió en la reina Isabel II, y él tuvo que renunciar a su carrera naval y aprender un nuevo papel de consorte, cediendo en público a la monarca e incluso teniendo que renunciar a su apellido.

El príncipe Carlos de Gales creció sin el amor de sus padres