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El principado de Mónaco atraviesa por un problema de sobrepoblación y lucha por adaptarse a la llegada de inmigrantes. El pequeño estado independiente ubicado en la costa mediterránea de Francia es famoso por sus lujosos casinos y por ser uno de los destinos favoritos de varios acaudalados empresarios para vacacionar.
Mónaco tiene una extensión territorial de solo 0.77 millas cuadradas, es tan solo un poco más grande que Hyde Park. Sus fronteras están rodeadas por el Mediterráneo y el sureste de Francia, por lo que ya no se da abasto para recibir a todos los vacacionistas, inmigrantes y empresarios que desean invertir o comprar una propiedad en el principado.
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Foto: EFE
El príncipe Alberto de Mónaco habló en el documental de la BBC, "Inside Mónaco: Playground of the Rich", sobre el problema de la enorme tarea de revertir el futuro " insostenible " de Mónaco.
El Príncipe dijo: "Estamos a punto de iniciar discusiones sobre la extensión del periodo de diez a 20 años para convertirnos automáticamente en monegascos por matrimonio". Y añadió: "Eso es porque si continuamos de esta manera, tendremos un aumento en la población que simplemente será insostenible para nosotros en términos de proporcionar vivienda, brindar oportunidades de trabajo".
Cabe señalar que los ciudadanos monegascos disfrutan de innumerables beneficios al tener un pasaporte de Mónaco, por ejemplo, tienen derecho a viviendas subvencionadas y el gobierno de Mónaco paga las tres cuartas partes de la factura. Esto incluye propiedades de alquiler tanto estatal como privadas.
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Foto: EFE
Este derecho surge para proteger al monegasco, una nacionalidad que se ha convertido en una minoría en su propio territorio, pues poco a poco han sido expulsados por compradores extranjeros ricos.
Las formas más fáciles de convertirse en ciudadano monegasco es por nacimiento o por matrimonio. Incluso aquellos que deseen convertirse en ciudadanos deben probar que han estado casados con un monegasco por más de diez años antes de ser elegibles.
Por lo que poco a poco el problema de mantener a flote y de manera independiente a Mónaco se ha hecho más difícil para el príncipe Alberto.