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Este viernes 7 de junio, en la emblemática catedral Chester de Reino Unido, Hugh Grosvenor y Olivia Henson celebraron su amor en una elegante boda que despertó la curiosidad de millones de británicos, especialmente por la conexión que el duque de Westminster, de 33 años, mantiene con la familia real británica.
Grosvenor, además de ser sobrino del rey Carlos III, es padrino del príncipe George y del príncipe Archie, primogénitos de William y Harry. Por si eso no fuera motivo de suficiente atención, su fortuna de 10.4 millones de libras lo coloca como uno de los hombres más ricos de Reino Unido con menos de 40 años.
Arropados por el príncipe William, la princesa Eugenia y otros 400 invitados congregados en la emblemática catedral de Chester, un recinto con más de 1000 años de antigüedad, fue durante el mediodía de este viernes 7 de junio cuando Hugh Grosvenor y Olivia Henson se convirtieron en marido y mujer.
Pese a que ambos prefieren mantener un perfil discreto y llevar sus vidas lejos de los reflectores, su enlace matrimonial se convirtió en el tema más hablado de Reino Unido, particularmente porque desde que Carlos III y Kate Middleton anunciaran sus diagnósticos de cáncer, la familia real disminuyó su agenda de compromisos.
Entre los detalles más llamativos del evento, además de resaltar que el duque de Westminster pidió a una pastelería regalar helado y bizcocho de limón a todos los residentes de Cheshire, se encuentra el impecable vestido de novia de Olivia Henson, quien fue entregada en el altar por su papá, Rupert Henson.
Para dar el paso definitivo en su historia de amor con el duque de Westminster, Olivia Henson llegó a la catedral de Chester a bordo de un Bently 1930. Fue mientras caminaba del brazo de su papá cuando su vestido, diseñado por Emma Victoria Payne, se robó toda la atención por su elegancia y sencillez.
El modelo elegido por Olivia, de 31 años, destaca por su tela satinada, abertura en la espalda, mangas largas y detalles de encaje, mismo que, de acuerdo a la diseñadora, fue tomado del velo que su tatarabuela utilizó en su boda durante 1880, una auténtica forma de honrar a sus antepasados.
Su bonito y colorido ramo en el que predominaban los colores rosas y lilas estuvo compuesto por flores directamente cortadas del jardín de la familia Grosvenor, un palacio que se encuentra en Eaton Hall. Para el calzado, Olivia Henson se arriesgó con unos tacones azules de terciopelo firmados por Silvia Lago.
Como es costumbre entre las familias aristócratas de Reino Unido, este tipo de eventos son el motivo perfecto para utilizar sus joyas históricas y llenas de significado. En el caso de Olivia Henson, su elección fue una tiara conocida como Myrtle Wreath, pieza que fue elaborada en 1906 por Fabergé y que está diseñada con hojas de laurel entrelazadas con diamantes y montura de platino.
Unos pendientes discretos y una gran sonrisa fueron los elementos que completaron su look nupcial, cerrando con broche de oro su boda con Hugh Grosvenor, duque de Westminster, quien se veía sumamente enamorado al posar junto a su ahora esposa.
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