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El divorcio de Meghan Markle y Enrique de Sussex nunca había sido un rumor tan fuerte como ahora, cuando se dio a conocer que, supuestamente, el hijo del rey Carlos III alquila con frecuencia la habitación de un hotel para permanecer lejos de su esposa, la actriz estadounidense.
Pese a que sus publirrelacionistas se han encargado de desmentir los trascendidos y de confirmar que la pareja sigue tan enamorada como siempre, es ahora Paul Burrell el que aseguró que su separación es inminente.
Burrell fue amigo y chef personal de Diana de Gales, además de que convivió con William y Harry durante varios años de su infancia.
"¿Soy la única persona en Gran Bretaña que se pregunta: Harry finalmente se ha despertado y ha visto la verdad? ¿De verdad finalmente ha visto la verdad de lo que su esposa ha estado haciendo y de que le han lavado el cerebro?", dijo el exmayordomo a la cadena de noticias GB News.
Burrell, quien ha asegurado que si Diana de Gales viviera estaría profundamente triste con lo que su hijo menor, Harry, ha hecho contra su propia familia, también afirmó que el Príncipe está triste.
"Conozco a Harry personalmente, él siempre quiso ser papá, siempre quiso tener hijos", contó el chef; "pero si se separa tendrá que dejar a sus hijos en América y se aguantará para verlos crecer. Si él deja su relación ahora, perderá a sus hijos pero no tengo duda de que esto sucederá".
Paul Burrell comentó que cuando se haga oficial la separación de Harry y Meghan, él se regresará al Reino Unido y su papá, el rey Carlos, y su hermano, el Príncipe de Gales, lo recibirán con los brazos abiertos.
"Debido a su propia historia familiar, va a resistir tanto como pueda pero inevitablemente verán grietas en este matrimonio porque sabemos que con una gran prensa, una gran crítica y la fama mundial viene una gran presión. Y esta pareja tendrá una gran presión sobre sus hombros", dijo Burrell.
La última vez que el príncipe Harry y Meghan Markle se dejaron públicamente fue cuando, según ellos, fueron perseguidos por un grupo de paparazzi que habrían puesto en riesgo sus vidas con una persecusión "de dos horas" en las calles de Nueva York, aseveraciones que fueron desmentidas por el taxista que los llevaba y por el mismo departamento de policía.