Conocida anteriormente como Delphine Böel, la hija reconocida del retirado rey de los belgas, Alberto II, acudió puntual a la ceremonia por el Día Nacional de Bélgica y compartió el escenario con el resto de la familia real, su medio hermano, el rey Felipe y su esposa Matilde.
A su lado se sentó el exrey, luego de batallar varios años para no reconocerla como su hija.
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Esta importante ceremonia se llevó a cabo en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas, en cuya explanada hubo un desfile militar que protagonizó la princesa heredera Elisabeth, lo que provocó lágrimas de emoción en su mamá, la reina consorte Matilde.
(La princesa Delphine acompañada de James O'Hare, su esposo. A su lado está su papá, el exrey Alberto, y frente a ellos pasan Matilde y el rey Felipe de los belgas / AP)
Para los que conocen la historia de la familia real belga y el caso de Delphine antes Böel, esta escena es una de las más impactantes desde que se supo que el exrey Alberto había tenido un affaire con la baronesa Sybille de Selys Longchamps mientras estaba casado con Paola, su actual esposa.
De esa relación que duró varios años nació la nueva princesa belga, que tras varios años de lucha en los tribunales de su país consiguió que el rey emérito se realizara una prueba de ADN, pese a que en varias ocasiones de rehusó y hasta pagó multas por desobedecer la ley.
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Delphine Michèle Anne Marie Ghislaine, como es su nombre secular, también ocupó ese lugar de honor junto al resto de sus medios hermanos, Laurent que acudió con su esposa Claire, así como Astrid y su esposo, el archiduque Lorenzo de Austria.
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Los hijos de Delphine ocuparon sus lugares oficiales. Son los pequeños Josephine y Oscar.
Otra cosa que llamó la atención de Delphine, además de su orgullosa postura y su sonrisa de triunfo, fue su atuendo, el cual, pertenece a una firma belga de inspiración africana. De acuerdo con el copy de su publicación, la ideología de la marca es "la corrección de los errores del pasado", haciendo alusión a la libertad de las naciones.
De acuerdo con "Vanitatis", el tema de la esclavitud en África es un tema ta delicado que el mismo rey Felipe de los belgas ha salido a ofrecer disculpas por el pasado esclavizante de su país e, incluso, envió una carta al presidente de Congo, Félix Tshisekedi.
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"En la época del Estado independiente de Congo se cometieron actos de violencia y crueldad que pesan sobre nuestra memoria colectiva", se lee en su declaración de acuerdo con el sitio español. "Quiero expresar mis lamentaciones más profundas por estas heridas del pasado".
(EFE)