Mohamed VI nació el 21 de agosto de 1963 en Rabat, como primogénito del rey Hassan II y Lalla Latifa Hammou. Desde su infancia, su destino estaba claro: gobernar Marruecos. Su educación comenzó en la escuela del Palacio Real, donde aprendió valores religiosos y culturales.
Más tarde, estudió Ciencias Jurídicas en la Universidad de Rabat y amplió su formación en Bruselas, bajo la tutela de Jacques Delors, entonces presidente de la Comisión Europea. Desde joven representó a su padre en eventos diplomáticos, consolidando su preparación como heredero al trono.
En 1999, tras la muerte de su papá, Mohamed asumió el trono. Con apenas 36 años, prometió un reinado enfocado en la modernización del país, con reformas sociales y económicas.
Su primer discurso reflejó un compromiso con los derechos humanos y la lucha contra la pobreza. No obstante, el desafío de equilibrar tradición y cambio marcó el inicio de un reinado tan innovador como controvertido.
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Entre sus primeras acciones destacó la creación de la Mudawana, un código familiar que fortaleció los derechos de las mujeres, otorgándoles mayor independencia.
También impulsó la Instance Équité et Réconciliation (IER), una comisión para abordar las violaciones de derechos humanos durante el reinado de su papá. Sin embargo, esta última enfrentó críticas por no investigar los casos más sensibles, lo que levantó sospechas sobre su alcance real.
La riqueza del rey es otro tema de controversia. Mohamed VI es el monarca más rico de África, con una fortuna que supera los 5 mil 700 millones de dólares, según Forbes.
Entre sus bienes destacan múltiples palacios, más de 600 coches de lujo y propiedades en Francia, incluyendo una mansión de 80 millones de euros cerca de la Torre Eiffel. Este estilo de vida contrasta con la realidad de muchos marroquíes, lo que ha alimentado críticas sobre la desigualdad en su país.
Su relación con figuras controvertidas también ha levantado suspicacias. Los hermanos Azaitar, luchadores de MMA, se convirtieron en amigos cercanos del rey y gozan de privilegios como el uso de jets privados y residencias exclusivas. Este vínculo ha provocado malestar entre las élites tradicionales, que consideran su influencia desproporcionada.
Problemas cardíacos, operaciones quirúrgicas y prolongadas ausencias del país han avivado rumores sobre su capacidad para gobernar. En 2022, el rey pasó más de 200 días fuera de Marruecos, delegando muchas funciones en su hijo, el príncipe heredero Moulay Hassan, quien ha asumido un papel cada vez más visible en asuntos de Estado.
Moulay, con apenas 21 años, es considerado el príncipe más preparado de su generación. Desde temprana edad ha representado a su padre en eventos oficiales, siguiendo una estricta educación diplomática.
Su formación incluye estudios en aviación y Ciencias Económicas, combinados con un entrenamiento práctico en protocolo y gobernanza. Esto lo posiciona como un sucesor natural al trono, especialmente ante las limitaciones de salud de su papá.
El divorcio de Mohamed y Lalla Salma, la mamá de sus dos hijos, en 2018 marcó un punto crítico en su vida personal. Aunque discreto, este evento dejó a la princesa fuera del ojo público, alimentando rumores sobre las tensiones en la familia real. A pesar de ello, el rey mantiene una relación cercana con sus dos hijos, Moulay Hassan y Lalla Khadija, quienes representan el futuro de la dinastía alauí.
Han pasado seis años desde su divorcio y poco se sabe de ella. Alejada de la corona, Lalla Salma, mantiene un perfil sumamente discreto. Según algunos medios marroquíes, reside en una finca en Rabat, un lugar estratégico donde vive junto a la princesa Khadija y permanece cerca del príncipe heredero, quien, al parecer, reside en el Palacio Real de Rabat junto al soberano.
A lo largo de los años, Mohamed ha enfrentado críticas por su prolongada ausencia del país. En varias ocasiones, dignatarios extranjeros se han encontrado con su agenda vacía debido a sus estadías en Francia o Gabón. Esta situación ha provocado cuestionamientos sobre su dedicación al cargo, mientras Marruecos enfrenta desafíos internos como la desigualdad social y la presión internacional sobre derechos humanos.
El futuro de Marruecos bajo Mohamed VI y su heredero Moulay Hassan está lleno de incertidumbres. Mientras el rey continúa enfrentando problemas de salud y críticas por su estilo de vida, el joven príncipe asume cada vez más responsabilidades, preparado para liderar un Marruecos que busca equilibrio entre tradición y modernidad.
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