También los royals tienen que someterse a pruebas de ADN para reconocer su paternidad. Este es el caso del expríncipe Nicolás de Rumania, quien tuvo que reconocer la paternidad de la pequeña Iria Anna Cirjan tras las peticiones de reconocimiento de parte de la mamá, Nicoleta Cîrjan. La demanda de reconocimiento de paternidad fue motivo suficiente para que su abuelo, el rey Miguel de Rumania, lo sacara de la línea sucesoria y perdiera para siempre la corona.
La noticia fue dada a conocer hoy.
En enero de 2016 nació Iria Anna y su madre aseguró a la prensa que el padre era el príncipe Nicolás, sin embargo, la casa real nunca reconoció su versión y tampoco se preocupó por la seguridad de la niña que, de ser cierto, estaría entre los herederos del trono, de acuerdo con el diario rumano Libertatea.
Ante este escándalo y tras perder la posibilidad de convertirse en heredero, Nicolás de Rumania pidió a la mamá de la niña someterse a una prueba de ADN y los resultados fueron positivos. Esta noticia fue dada a conocer por el expríncipe a través de su cuenta de Facebook.
Cabe destacar que el royal conoció a la mamá de su ahora hija en una noche de fiesta. Después de su aventura, él se casó con la perioidista Alina-Maria Binder y a su boda ningún miembro de las casas reales más importantes de Europa fueron invitados por petición expresa del abuelo de Nicolás Medforth-Mills, como ahora se conoce, a manera de castigo por el escándalo que ocasionó a la casa real de su país.
"Como resultado de la insistencia en la prueba de establecer la paternidad de mi presunta hija, la señora Nicoleta Cîrjan aceptó la realización de la prueba de ADN. El resultado fue positivo. Dado el contexto en el que esta niña vino al mundo, el hecho de que no tuve una relación con la madre, asumí la responsabilidad legal por ello. Las razones de proteger los mejores intereses de la niña considero que cualquier aspecto de su vida es de naturaleza estrictamente privada. Desde el deseo expreso de protegerla y no someterla a ningún riesgo mediático o acoso escolar, decidí dejar cualquier otro comentario sobre este tema".
Otro royal que está metido en problemas es el rey emérito Alberto de Bélgica, quien no ha querido someterse a pruebas de ADN para reconocer la paternidad de Delphine Boël, por ello, el royal deberá pagar 5 mil euros diarios hasta que se realice la prueba que la ley de Bélgica le ha ordenado.
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