Realeza| 15/07/2019 |11:39 |Reuters / Redacción | Actualizada
15/07/2019 11:39

Funcionarios reales vestidos con trajes rojos se dirigirán al río Támesis para la ceremonia anual de Swan Upping, una tradición de 800 años de antigüedad para contar los cisnes de la reina Isabel II. Equipos en pequeños botes remarán a lo largo de una parte del río durante los próximos cinco días para realizar el censo anual de las aves, al grito de "todos listos" cuando se encuentran con cisnes blancos y sus bellas familias.

Comienza la ceremonia: Buckingham cuenta los cisnes de la reina Isabel II
Comienza la ceremonia: Buckingham cuenta los cisnes de la reina Isabel II

Los cisnes y sus jóvenes crías son contados, pesados y revisados para checar si están heridos. "Estoy encantado de ver que la temporada de reproducción ha comenzado muy bien este año con un alto nivel de actividad de anidación en el río", dijo David Barber, el marcador de cisnes de la reina.

Comienza la ceremonia: Buckingham cuenta los cisnes de la reina Isabel II
Comienza la ceremonia: Buckingham cuenta los cisnes de la reina Isabel II

La antigua ceremonia data del siglo XII, cuando la corona inglesa se adjudicó la propiedad de todos los cisnes blancos de cuellos curvos largos, picos anaranjados y plumas blancas, y eran entonces considerados una exquisitez para los banquetes. Actualmente, los británicos no comen cisnes y éstos están protegidos por ley. La ceremonia del censo que lidera la reina Isabel II se ha convertido en un evento de conservación de la vida silvestre y de educación para los niños.

Comienza la ceremonia: Buckingham cuenta los cisnes de la reina Isabel II
Comienza la ceremonia: Buckingham cuenta los cisnes de la reina Isabel II

Barber dijo que muchos cisnes estaban muriendo y que sus nidos estaban siendo destruidos por ataques de perros, lo que había desatado pedidos a los dueños para que mantuvieran a sus mascotas bajo control. La reina Isabel II comparte la propiedad de los cisnes blancos en el Támesis con antiguas asociaciones comerciales, que también se suman al censo. Sin embargo, la monarca mantiene el derecho de propiedad de todos los cisnes blancos no marcados que nadan en aguas abiertas, aunque esto se practica en ciertas zonas del Támesis.

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