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Falta menos de un mes para que el nuevo emperador del Trono del Crisantemo tome posesión una vez que el actual emperador Akihito, de 84 años, abdique a favor de su hijo Naruhito, el próximo 1 de mayo. Sin embargo, Masako Owada se convertirá en emperatriz y ella, ha dicho, todavía no se siente lo suficientemente fuerte para quedar al frente de su país, Japón.
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La princesa triste, como es conocida, lleva años sobreponiéndose a un trastorno relacionado con el estrés, la depresión y ansiedad, pero según la BBC News de Asia, comentó que se recupera lentamente y que intentará realizar más deberes reales. La princesa Masako fue educada en Harvard y Oxford y era una diplomática con carrera en ascenso antes de aceptar casarse con el príncipe Naruhito, en 1993.
Las estrictas presiones reales terminaron con la estabilidad emocional de la princesa, además, el hecho de que no haya concebido a un bebé de sexo masculino fue una presión muy grande para ella, pues en la realeza japonesa solamente los hombres pueden ascender al trono.
De acuerdo a la BBC, esto comentó Masako en un comunicado que marcaba su cumpleaños 55: "Pensando en los próximos días, a veces me siento insegura sobre cómo podré servir a la gente pero me esforzaré por dar mi mayor esfuerzo para contribuir a su felicidad". Dijo que que tenía "emociones profundas" y se sintió "nostálgica" de que este fue el último año con el emperador Akihito, su suegro.
Los médicos de la princesa Masako dicen que sufre trastorno de adaptación, una condición causada por el estrés que a menudo está relacionada con la depresión o la ansiedad. Sin embargo, ha trascendido que su salud mejora lentamente: "estoy feliz porque ahora puedo realizar más tareas oficiales que antes, poco a poco".
Sus médicos enfatizaron, en una declaración separada -según BBC- que es importante que a la princesa se le permita continuar su tratamiento y no ser sometida a demasiada presión. Para fortuna de Masako, su cuñada sí logró concebir a un bebé de sexo masculino, por lo que la herencia del trono está ya asegurada.
Por otro lado, el próximo emperador Naruhito prometió a Masako, el día de su boda, que la protegería debido a que ella no estaba bien convencida de pertenecer a la realeza japonesa y renunciar a su vida profesional.
"Es posible que tengas temores y preocupaciones por unirte a la casa imperial... pero te protegeré durante toda mi vida". La pareja se vio presionada para tener un niño a pesar de tener ya una hija, la princesa Aiko, en 2001.