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Esta semana trascendió que el matrimonio del príncipe Alberto II de Mónaco y la princesa consorte Charlene se mantiene unido gracias a un millonario contrato que obliga al soberano a pagarle a su esposa 12.5 millones de dólares anuales para que permanezca a su lado.
Esta información fue dada a conocer por la revista francesa Voici y causó tal eco mundial que volvió a poner a la pareja bajo el escrutinio público.
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Sin embargo, esa afirmación fue desmentida por una persona cercana a Charlene Lynette Wittstock, su nombre secular, a Page Six, que aseguró que esa información es parcialmente falsa.
"Por supuesto que tiene un acuerdo prenupcial generoso, pero Alberto no tiene que pagarle para quedarse. Después de estar fuera durante tanto tiempo durante su enfermedad, Charlene está muy feliz de estar de regreso con Alberto y los niños", aseguró la fuente.
La princesa consorte encabeza la fundación Princesa Charlene de Mónaco que ayuda a niños de 40 países a practicar deporte como natación, además de tener varios programas educativos. Charlene Lynette Wittstock es una exnadadora olímpica que representó a su natal Sudáfrica en los Juegos Olímpicos del año 2000.
Charlene de Mónaco regresó al principado en marzo de este año tras pasar cuatro meses internada en una clínica suiza por "agotamiento emocional y físico".