Lo que ocurre con la familia real belga es digna de una superproducción cinematográfica o de televisión. Luego de que el exrey Alberto II de Bélgica se negara a reconocer a Delphine Boël como su hija ilegítima durante una batalla legal de 7 años, ahora dice sentirse "encantado" por el reencuentro ocurrido ayer, entre la nueva princesa y el rey Felipe, su medio hermano.
"Apoyo plenamente el comunicado emitido por el rey (Felipe) y la princesa Delphine y estoy de acuerdo con el fundamento de este mensaje. Mi esposa y yo estamos encantados con la iniciativa del rey, el comienzo de mejores tiempos para todos nosotros y en particular para Delphine", así comienza el comunicado que se emitió hoy en nombre del soberano.
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La ahora princesa Delphine de Sajonia-Coburgo (antes Böel) es hija de la relación extramarital que el rey Alberto II de Bélgica tuvo durante bastante tiempo con la baronesa Sybille de Selys Longchamps, mientras estaba casado con la exreina Paola. Boël, de profesión artista, nació en 1968 y siempre supo que el soberano era su padre, pero él se negaba a reconocerla con todo y que el Tribunal de Bélgica lo obligó y penalizó con pagar miles de euros a la semana si no cumplía con la ley. Hasta que, finalmente, acató la orden, se realizó la prueba de ADN y se comprobó que Delphine es su hija.
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Tras varios años de lucha, el 9 de octubre, el rey Felipe de los belgas y la princesa Delphine se reunieron por primera vez. "Nos encontramos por primera vez en el Castillo de Laken. Fue una reunión cálida. Esta extensa y especial conversación nos dio la oportunidad de conocernos. Hemos hablado de nuestras propias vidas y de nuestros intereses comunes. Este vínculo se desarrollará aún más dentro de la familia", señalaron en un comunicado oficial, según el diario belga Nieuwsblad.