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Amy Schumer, actriz estadounidense de 42 años es un referente en las comedias hollywoodenses, de hecho, ahora mismo se encuentra filmando su siguiente interpretación en la película de Netflix ‘Un poco embarazada’.
Sin embargo, pese a ser una de las figuras más reconocidas en la industria y ser catalogada como una de las actrices cómicas de la actualidad, su vida no siempre está llena de buena energía, pues las críticas hacia su figura (y su peso) han sido una constante en su vida.
Recientemente, Amy confesó que está pasando una etapa llena de matices, pues recibió un diagnóstico que explica por qué su cuerpo tiende a inflamarse, al igual que su rostro. Y es que tiene altos niveles de cortisol, por lo que fue diagnosticada con síndrome de Cushing.
"Además de tener miedo por mi salud, tenía que estar delante de las cámaras y con Internet dando su opinión", dijo Amy Schumer. Las palabras de la intérprete cobran mayor sentido puesto que en los últimos años ha tenido una considerable pérdida de peso, sin embargo, en los meses recientes, sus detractores en redes sociales la han señalado duramente por una presunta alteración en su rostro, algo que también se explica en el padecimiento que sufre.
"Este diagnóstico es un buen ejemplo del hecho que nunca sabemos qué es lo que está pasando con alguien. Todos sufrimos con algo. A lo mejor deberíamos ser un poco más amables con los demás y con nosotros mismos", sentenció en el programa de su amiga Jessica Yellin, News Not Noise.
¿Qué es el síndrome de Cushing?
De acuerdo con el portal médico especializado Mayo Clinic: El síndrome de Cushing se produce cuando el cuerpo tiene demasiada hormona cortisol durante mucho tiempo. Esto puede deberse a que el cuerpo produce demasiado cortisol o a la administración de medicamentos llamados glucocorticoides, que afectan al organismo del mismo modo que lo hace el cortisol.
El exceso de cortisol puede producir algunos de los principales síntomas del síndrome de Cushing: una joroba de grasa entre los hombros, la cara redondeada y estrías de color rosado o púrpura en la piel. El síndrome de Cushing también puede causar presión arterial alta o pérdida ósea. Algunas veces, puede provocar diabetes tipo 2.
Los tratamientos para el síndrome de Cushing pueden reducir los niveles de cortisol y mejorar los síntomas.
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