Una de las historias de vida más complicadas es la de Mauricio Ochmann, quien antes de convertirse en un talentoso y reconocido actor, vivió una infancia dura que hizo que tuviera momentos oscuros en su vida.
Recientemente, el actor de 47 años abrió su corazón y compartió detalles profundos sobre su infancia y su relación con el teatro, que para él fue un refugio en tiempos de oscuridad. Fue a través del conversatorio 'La importancia sobre hablar del suicidio’, del canal de Onírica Lab, donde Mauricio Ochmann compartió las dificultades que vivió cuando apenas era un niño.
Nacido en Washington, Estados Unidos, en 1977, el actor fue criado por padres adoptivos, debido a que su mamá biológica, con tan solo 15 años, decidió darlo en adopción. De esta manera, el pequeño Mauricio creció en el hogar conformado por María y Guillermo Sánchez, quienes eran mexicanos, pero que se encontraban viviendo en Estados Unidos.
Sin embargo, la pareja se separó posteriormente, por lo que Mauricio se mudó a Querétaro con su mamá, donde volvió a encontrar el amor con Thomas Ochmann, el segundo padre adoptivo del actor.
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“Soy adoptado, no conozco a mis papás biológicos, nunca los conocí. Soy adoptado dos veces por parte de papá. Tuve una infancia muy violenta y una mamá adoptiva muy ausente”, dijo durante el conversatorio. Esta etapa marcó su vida, pues desencadenó diferentes problemas a lo largo de su crecimiento, y relató que, en su momento más oscuro, se dio cuenta de que había vivido “sobreviviendo”, pero no disfrutando de la vida.
“En mi momento más oscuro me di cuenta de que la vida que yo llevaba desde niño había sido una vida de estar sobreviviendo, pero no viviendo. Estaba sobreviviendo a diferentes etapas, violencia, abusos, acosos, cosas y cosas que me volví de alguna manera, luchaba, hasta que me empecé a cansar”, confesó.
El actor también reflexionó sobre las adversidades que enfrentó en su vida adulta, incluyendo momentos oscuros de adicciones y pensamientos suicidas. "A lo largo de mi vida, caí en adicciones, pasé por momentos oscuros de los que pude salir gracias a las artes y a la terapia. Las artes son terapéuticas, y cuando las combinas con la terapia, se hace magia", señaló.
Sin embargo, fueron las artes las que salvaron a Mauricio Ochmann, ya que en el teatro encontró su balance. “El teatro me salvó la vida a los cinco años. Me tocó hacer uno de los pingüinos en ‘Mary Poppins’ y cuando me puse la botarga, me sentí a salvo”. Según el actor, fue esa experiencia la que lo introdujo al mundo del teatro, el cual se convirtió en un refugio emocional en medio de una niñez complicada.
A pesar de los desafíos que enfrentó, Mauricio asegura que, con el tiempo, logró entender que cada persona vive sus propios procesos, y a pesar de los vacíos y carencias que experimentó, hoy agradece su vida tal y como es.
Hoy, después de esa profunda transformación, Mauricio Ochmann se siente agradecido por la oportunidad de ser un mejor padre y por poder disfrutar plenamente de la vida. “Desde entonces he tenido la fortuna de disfrutar a mis hijas y ser un papá presente”, expresó.
Tal y como lo describe, Mauricio se caracteriza por disfrutar de sus hijas en cada una de sus etapas. El actor es papá de Lorenza Ochmann, de 20 años, quien es fruto de la relación entre el actor y su ex pareja, María José del Valle, y también es papá de la pequeña Kailani, de seis años, fruto de su amor con Aislinn Derbez, su ex esposa.
La sinceridad y vulnerabilidad con la que Mauricio Ochmann compartió su historia son una prueba de su difícil historia de vida, pero también de su resiliencia, que al día de hoy lo ha convertido en un gran artista.
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