El pasado viernes 15 de diciembre, la Oficina del Médico Forense de Los Ángeles, dio a conocer la causa de muerte del actor Matthew Perry, quien fue encontrado sin vida en su casa de Los Ángeles, California, boca abajo en su jacuzzi, el pasado 28 de octubre.
Los resultados de la autopsia del actor de “Friends”, revelaron que su muerte se debió a los “efectos agudos y letales de la ketamina” y posteriormente por un posible ahogamiento.
El uso de la ketamina fue aprobado en Estados Unidos y la Unión Europea, en 2019 para trastornos psiquiátricos como casos graves de depresión, el estrés postraumático y el obsesivo-compulsivo, que no han respondido a otros tratamientos.
En recientes estudios, se exploró su uso potencial para tratar adicciones como el alcoholismo. Sin embargo, las dudas sobre su uso para tratar esta adicción, son exponencialmente altas, pues aún falta de una evidencia médica más amplia.
Entre los posibles efectos a los que el actor pudo estar expuesto, son extensos y graves, pues hay investigaciones que señalan que la ketamina ha sido utilizada para cometer actos ilícitos por su efecto de sedar por completo a una persona.
Entre los síntomas después de tomarlo se encuentran: Alucinaciones, aumento de la frecuencia cardíaca, trastornos de la memoria, confusión, además de distorsionar la percepción de la vista y el sonido y sentirse desconectado y sin control.
Por otro lado, para los que toman el fármaco es de mucha ayuda, pues entran en un sentimiento de relajamiento y calma, así como aislar su dolor y pensamientos intrusivos.
De acuerdo al libro “Friends, Lovers, and the Big Terrible Thing: A Memoir”, del actor, lanzado en 2022, Matthew confesó que usaba la ketamina, y lo describió que al tomarla se “desasociaba” y sentía como si se estuviera muriendo.
La primera vez que tuvo contacto con esta droga fue durante la pandemia, fue recetada para calmar los síntomas de su grave depresión, y hasta tuvieron que administrarse de manera intravenosa.