En 1991, el Festival de Acapulco se convirtió en el escenario perfecto para un encuentro entre dos mundos: la música de Luis Miguel y el glamour de la realeza con la princesa Estefanía. Ambos coincidieron en este evento que, con el paso de los años, quedó grabado en la memoria como un episodio lleno de curiosidades e incluso rumores de romance.
El Sol de México ya consolidado como un ícono en aquel entonces, tuvo un papel destacado durante el evento al entregar medallas a los artistas invitados. Una de las galardonadas fue justamente la princesa Estefanía de Mónaco, quien se encontraba en México promocionando su álbum musical Stéphanie.
Durante la ceremonia, el cantante aprovechó la ocasión para acercarse a la hija de Grace Kelly, saludándola con su característico carisma, regalándole cuatro besos y deseándole una grata estancia en México. Este gesto desató rumores de un posible romance entre ambos, aunque la realidad era muy distinta: el verdadero interesado en conquistar a Estefanía era Miguel Alemán Magnani, amigo cercano de Luis Mi.
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Una de las historias más curiosas que surgieron del encuentro entre el cantante y la princesa ocurrió en el Baby 'O, la discoteca más exclusiva de Acapulco en aquella época. Estefanía intentó ingresar, pero su estilo relajado no fue bien recibido por el personal, quienes incluso le sugirieron mejorar su vestimenta.
Al enterarse de lo ocurrido, Luis Miguel intervino de inmediato y llamó al gerente del lugar, asegurándose de que la noche siguiente la princesa pudiera entrar sin problemas, esta vez acompañada de él y su círculo cercano de amigos.
Gracias a este gesto, los rumores sobre un posible romance no dejaban de circular. Según se cuenta, durante el festival, la royal habría respondido con un "I love you" a uno de los cumplidos del cantante, avivando las especulaciones.
No obstante, la realidad era muy diferente, en ese momento, la princesa mantenía una relación con su guardaespaldas, Daniel Ducruet, con quien posteriormente tendría a su primer hijo, Louis, desmintiendo cualquier historia amorosa con el cantante mexicano.
La vida de Estefanía de Mónaco ha estado constantemente bajo el reflector, no solo por ser hija de Grace Kelly y el príncipe Rainiero III, sino también por los eventos que marcaron su juventud. A los 17 años, estuvo involucrada en el accidente automovilístico que cobró la vida de su mamá, un suceso que la colocó en el ojo público y que dejó una profunda huella en su vida.
Desde entonces, la princesa ha enfrentado la atención mediática no sólo por sus tragedias personales, sino también por su carrera musical y su carácter desafiante, que la consolidaron como la “princesa rebelde” de Mónaco.
En contraste, Luis Miguel siempre ha sido un maestro del misterio. Su encanto y habilidad para captar la atención lo han convertido en una figura fascinante dentro y fuera del escenario. Vinculado a un sinfín de romances a lo largo de su carrera, el encuentro con Estefanía no fue más que otro capítulo en su vida llena de glamour.
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