Con un lleno absoluto de 45,000 personas, Luis Miguel demostró que su talento y carisma siguen intactos tras 43 años de carrera. Entre los asistentes a uno de sus últimos conciertos en España, destacó la presencia de su hija Michelle Salas y Alejandro Basteri, su hermano, así como amigos cercanos, entre los que figuraron Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas.
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Adicional a los invitados principales del cantante, se reportó la asistencia de la familia de Paloma Cuevas, su pareja actual, demostrando así el sólido apoyo del que está rodeado actualmente. También, dejó a la vista el "efecto Paloma", pues se hizo más que evidente que tener a la española cerca le hace bien, pues aunque estuvo detrás de bambalinas, lo inyectó de vitalidad. Para muestra, la energía renovada que Luis Miguel mostró en el escenario, dejándose ver ágil, sonriente y feliz que de lo que lucía anteriormente.
Esta noche dejó ver que, más allá de la música, el llamado "Sol de México", ha logrado lo que muchos consideran su mayor triunfo hasta ahora: tener la compañía de personas que se unen por y para él. De modo que esta presentación en Madrid no solo fue una celebración de su amplia trayectoria, sino que también fue una reafirmación de los sólidos lazos familiares y amistosos que lo rodean.
La noche comenzó con el emblemático tema "Será que no me amas", momento en el que el cantante apareció portando un elegante traje negro y abrió paso a un espectáculo que combinó su ya conocida picardía, magnetismo y sensualidad. Todos estos rasgos cautivaron al público y los asistentes se llevaron una grata sorpresa al comprobar que a sus 54 años, Luis Miguel sigue teniendo un toque único como artista, conservando un manejo vocal envidiable y haciendo vibrar al estadio con su presencia.
El repertorio incluyó clásicos como "Amor, amor, amor" y "Suave", así como boleros y rancheras que contaron con la participación de una banda de mariachis y bailarines de danza tradicional mexicana. Adicionalmente, añadió popurrí de baladas despertaron la emoción de sus fanáticos, con quienes innegablemente tiene una íntima conexión que quedaba en evidencia cada que coreaban los mejores éxitos del artista.
Aunque el concierto duró menos de dos horas, cada minuto fue intenso y vibrante. El espectáculo culminó con temas como "La Bikina", "La media vuelta" y "La incondicional", finalizando con una recreación de la bandera mexicana con serpentinas, demostrando que no olvida sus orígenes y todo lo que le dio este país. Con esta gira, Luis Miguel no solo conquistó una vez más a sus fans, sino que dejó claro que la música es uno de los pilares que sostiene su vida.
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