Kim Kardashian se ha convertido en un objetivo de ataque en redes sociales por presuntamente arruinar el vestido que Marilyn Monroe usó, en 1962, para cantarle "Happy Birthday" al entonces presidente estadounidense John F. Kennedy. El frenesí que ha causado el comparativo de unas fotos es tendencia desde hace varios días a nivel mundial.
(Kim Kardashian en el Met Gala 2022 /AFP)
Esta prenda que Marilyn Monroe volvió icónica tuvo un costo de 1 mil 440 dólares y fue creada por el francés Jean Louis. Años después, en 1999, se subastó en Christie's y tiene el récord de ser el vestido jamás vendido. Actualmente está en el museo de Ripley's Believe It or Not, en Florida, y se guarda en una bóveda oscura con temperatura regulada para su perfecta conservación.
Sin embargo, la foto que circula en la web del supuesto daño que Kim causó en el vestido, actualmente valuado en 4.8 millones de dólares, data de 2016, años antes de que la estrella del clan Kardashian - Jenner lo llevara a la Met Gala de este año, evento en el que la empresaria lo usó durante unos minutos mientras posaba para la prensa reunida en la alfombra roja, para después cambiarlo por una réplica.
Debido a que la valiosa prenda no le cerró de la cadera, Kim optó por sujetarlo con un listón y taparse con el abrigo blanco que combinó con su atuendo. A un mes de esta ceremonia de gala, a Kim se le acusó de dañar el vestido.
En las fotos que levantaron ámpula en la web se ve que faltan piedras cerca del cierre y las costuras deshilachadas. Sin embargo, de acuerdo con Buzzfeed, la foto del "daño" data de 2016 cuando fue tomada el día de la subasta, y otra imagen mostrada como el "antes" pertenece a la captura de un video muy bien iluminado.
Además, un tiktoker señaló que el mismo museo publicó un video de cuando Kim Kardashian fue a ver la prenda y ya no tenía las piedras y mostraba cierto desgaste.
"Los daños ya estaban allí incluso antes de que ella se pusiera el vestido, o al menos lo intentara”, afirmó el usuario la plataforma social.
"El vestido nunca estuvo solo con Kim, siempre fue con un representante de Ripley. Siempre nos aseguramos de que en cualquier momento que sintiéramos que el vestido estaba en peligro de romperse o nos sintiéramos incómodos por cualquier cosa, siempre tuvimos la capacidad de poder decir que no íbamos a continuar con esto", comentó Amanda Joiner, vicepresidenta de licencias del museo, el 5 de mayo pasado.