El destacado empresario Ernesto Coppel Kelly, también integrante del programa "Shark Tank México", está de promoción por la próxima apertura del Acuario Mazatlán en el Mar de Cortés, en Mazatlán, Sinaloa, sueño que verá concluido después de 10 años de lucha para conseguir fondos.
(Ernesto Coppel Kelly / Édgar Laguna)
En la terraza de su penthouse de la Ciudad de México, el 'tiburón' charló con CLASE sobre este nuevo proyecto turístico que abrirá sus puertas en febrero del 2023. Por su arquitectura proyectará ser como la Atlántida emergiendo de las profundidades, concepto de la arquitecta Tatiana Bilbao.
Habrá diferentes especies de fauna marina, el lugar contará con diversos atractivos y otras actividades de índole social. Tendrá una extensión de 27 mil hectáreas y está hecho con materiales importados de Dinamarca, Japón y Turquía, entre otras naciones, incluido México.
También, Ernesto Coppel contó cómo, a base de esfuerzo, dedicación, observación y casi por un acto mágico, salió adelante económicamente y se volvió un destacado empresario después de haber vivido en pobreza y caído en los vicios como consecuencia de depresión.
“Cuando me comprometo, cumplo. Abriremos el acuario magno en Mazatlán, estará superbonito, es una obra de primera en su tipo en México. El tanque principal es muy grande de 2.8 millones de litros de capacidad con tres enormes ventanas, la más grande mide 6 metros y medio de alto por 13 y medio de largo, es enorme y la verdad chingonsísima", contó orgulloso el empresario.
"Pocos acuarios así en el mundo. Es una historia muy curiosa este proyecto, ya que estaba tratando de hacer cosas para que Mazatlán jalara más gente, pues es mi pueblo, además, tengo negocios ahí. Promovía un parque central, un museo y un acuario, entonces me había dedicado a conseguir dinero para crear todo, de hecho, estaba por trabajar con el arquitecto Fernando Romero para que me hiciera el proyecto del museo, sí lo realizó y, bueno, pues ya tenemos un proyecto ejecutivo terminado y guardado para cuando existieran los recursos. Justo estaba en eso cuando mi primo Quirino Ordaz Coppel llegó de gobernador de Sinaloa y entonces me buscó porque se enteró que estaba tratando de promover el museo de Mazatlán, por lo que me dijo que me olvidara del museo y mejor construyera el acuario, que él me apoyaría a con el dinero, eran aproximadamente 1200 millones de pesos, mucho dinero, y pensé que iba a terminar él pagando”.
(Ernesto Coppel, fundador y presidente del Consejo de Administración de Grupo Pueblo Bonito Golf & Spa Resorts / Édgar Laguna)
“Fernando hizo un proyecto espectacular del parque central con el museo, pero me decidí por el acuario, hubo un momento que me llegué a arrepentir pero decidí que no me iba a salir. Y como es un proyecto a largo plazo, hablé en su momento con líderes políticos para que me apoyaran pero nadie quiso. Los 600 millones con los que me iba a apoyar el gobernador estaban a punto de perderse y no podía conseguir los otros 600 y él estaba en pie de guerra, tuve que pedirle 200 millones a un banco, pero tuve que dar mi casa en garantía y mi mujer casi me pide el divorcio porque le dijeron que firmara diversos documentos, entre ellos, renunciar a mi seguro de vida porque también se daba en garantía. Pero me faltaban 400 millones de pesos. Nacional Financiera me pedía demasiados requisitos y hasta la taquilla, pero no acepté; tuve que sacar una parte de mi empresa y pedirle a mi exesposa Lety y a cuantos más pude", siguió narrando Ernesto Coppel su experiencia.
"Lo malo es que la pandemia provocó que el costo de 1200 millones subiera a 1800 millones”, explicó.
Neto, como le gusta le llamen, logrará su objetivo, además de que podrá recuperar su dinero invertido, según sus cálculos, en un promedio de cinco años, porque confía en que será un éxito, además de que habrá boutiques y lo rentarán para eventos sociales.
“Al ver cerca la fecha de apertura tengo una satisfacción enorme, además porque se volverá un imán turístico en Mazatlán y brindará la oportunidad de crecimiento y recuperación. Queremos nos visiten de ambos países de Norteamérica (Canadá y Estados Unidos). Me lo propuse y lo logré aunque tuve que pedir dinero prestado, esa fue la gestión más complicada”.
(Neto Coppel / Édgar Laguna)
El presidente de Grupo Pueblo Bonito estudió Administración de Empresas en el Tecnológico de Monterrey. Amante de tocar la guitarra y cantar, nunca imaginó la enorme aventura que sería su vida hasta volverse un empresario exitoso y reconocido.
Ernesto Coppel Kelly trabajó siendo muy joven en la tienda departamental El Puerto de Veracruz. El hombre de 75 años relató que en ese tiempo no tenía trajes y para ir a trabajar se compró dos a crédito en la misma tienda, uno amarillo y uno verde. Posteriormente se fue a Monterrey a trabajar en una fábrica de cuadernos donde le pagaban 8 mil pesos de aquel entonces, porque cuando lo entrevistaron dijo que ganaba un poco más de su sueldo real. Fue agente de viajes y también vendedor de seguros.
A pesar de que actualmente es un importante empresario, vivió momentos difíciles, especialmente cuando falleció su papá, año y medio después de que regresó a Mazatlán y de graduarse en Monterrey.
“Tras la muerte de mi papá las cosas se me complicaron. Me salí de trabajar de la empresa en la que estaba para tratar de levantar el negocio de renta de lanchas que había dejado. Con mi inmadurez y falta de experiencia pensé que lo lograría pero ya estaba quebrado, ya le había ganado la competencia, no tenían buen mantenimiento y tampoco estaban en las condiciones adecuadas para su uso", contó Coppel.
"Estaban deplorables y no había dinero para repararlas. Por más esfuerzo que hice no pude y entonces agarré el pedo, pero con singular alegría, ya no tomo, solo como dos cervezas ocasionalmente. Se financiaba con cheques postfechados y los ingresaba por fechas, ósea que estaba jodidísimo. Al final, le dije a mi mamá que hiciera lo que quisiera con todo. Me metí a trabajar como vendedor de seguros”.
El empresario comentó que debido a los vicios llegó a tener una deuda de 14 meses de renta y vivió en un callejón, donde todos sus vecinos eran viciosos. Recordó que durante una temporada, él y su esposa le pidieron prestado a un señor de nombre Ramón, que tenía taxis, ya que por amanecer crudo no ponía atención a su familia, incluso su exesposa Lety, con sus hijas pequeñas, pedía prestado por los menos 100 pesos para que comieran y lo que necesitaran las niñas.
“Sufrí mucho, no robé, no maté y tampoco traicioné a nadie pero salí adelante a pesar de que había caído en los vicios por depresión. Fue por casualidad que conocí a un gringo en una discoteca, él era director de ventas de una torre de condominios en Mazatlán, era preciosa esa torre, los mejores en ese tiempo, y me invitó a trabajar con él y el resto ya es historia. Alguien sacó una varita mágica y me hizo cambiar, me dijo 'enfócate cabrón' y me gustó, me sentí orgulloso de mí. Me hicieron participante de todas las ventas porque estaba de asistente del subgerente y hacia toda la operación, me daban comisiones, aprendí y me fui por mi lado", contó el papá de Bárbara Coppel.
“Salí de un hoyo y no podía, estaba en el mazatlancito de un nivel socio económico de mierda en el que estaba metí y traté con gente de quinta. Llegué a pedirle prestado a prestamistas que hasta se burlaban de mí, algunos eran buzos sin crecimiento. Soy el producto de una vida de estudio, de lectura y de observación aguda; he estado aprendiendo siempre, por eso cada que hablo sale un torrente de temas y hasta que lo agoto sigo a otro", dijo el empresario orgulloso.
"Tengo 75 años aunque me vea de 45 y mis amigos están en unas condiciones que se ven acabados, no hacen ejercicio, tienen colesterol elevado y fuman, pero hay que cuidarse. A mí me gusta verme bien, me quiero y me respeto”.