Hace unos días, Vivian Jenna Wilson, la hija trans de Elon Musk que nació como Xavier Alexander Musk, anunció que además de modificar su género, no quería tener ningún lazo con el fundador de Tesla y sin revelar más detalles de su dañada relación, la joven de 18 años pidió al Tribunal Superior de Los Ángeles, en Santa Mónica, la reasignación de su identidad.
Frente a esta noticia que volvió a poner a Elon Musk en el centro de la controversia, han vuelto a salir a la luz las duras revelaciones que su exesposa hizo hace 12 años, las cuales, describen al empresario millonario como un ser despiadado.
Justine Wilson conoció a Elon Musk cuando ambos estudiaban en la Universidad de Queen, Canadá. De acuerdo con sus palabras, el empresario se interesó en ella casi de manera inmediata y tras compartir unos helados y varias conversaciones, Justine aceptó ser su pareja. Durante su noviazgo él creó su primera compañía, Zip2, la que después de venderla le dejó muchos millones de dólares.
Su matrimonio duró de 2000 a 2008. Primero se convirtieron en papás de Nevada Alexander, quien a los 10 meses de edad murió por el síndrome de muerte súbita. Ella aún en duelo, asistieron a una clínica de fertilidad y se convirtieron en papás de Griffin, Vivian (antes Xavier Alexander), Kai, Saxon y Damian.
"La mayor parte de su nueva fortuna la transfirió a su segunda compañía, una institución bancaria en línea, X. com que luego se convirtió en PayPal", contó Justine a "Marie Claire". "Hubo señales de advertencia. Mientras bailábamos en la recepción de nuestra boda, Elon me dijo: 'Soy el alfa en esta relación'. Me encogí de hombros, al igual que más tarde me encogería de hombros al firmar el acuerdo postnupcial, pero a medida que pasaba el tiempo, me di cuenta de que hablaba en serio".
Justin contó en la entrevista que le dio a la revista antes mencionada que el empresario constantemente trataba de opacar sus opiniones y que, también con frecuencia, la hacía sentir menos.
"Soy tu esposa, no tu empleada", le habría dicho en varias ocasiones. "Si fueras mi empleada, te despediría", él le contestaba las mismas veces.
Justine Musk (Wilson) narró que desde que se casaron, Elon la presionaba para que pintara su pelo de castaño a rubio, pero que el tono que eligiera era insuficiente. "Me había convertido en una esposa trofeo", contó. "No importa cuántos reflejos me hiciera, Elon me empujó a ser más rubia. 'Conviértete en platino', seguía diciendo".
Otro de los temas que tenía siempre presente era tratar de reducir al máximo el tamaño de las cicatrices de sus cesáreas.
(Sebastian Copeland, Justine Musk, Matt Petersen y Mikhail la Pushner en los Premios de Diseño Sostenible. 9 de noviembre de 2009 / Getty Images)
Justine Wilson recordó la vez tuvo un accidente automovilístico, del que por fortuna salió con vida, pero que mientras la coalición pasaba, su primer pensamiento no fue agradecer a Dios porque no hubo muertos, sino "Mi esposo me va a matar".
También dijo que poco a poco Musk se fue obsesionando más y más con el trabajo, pues tenía dos compañías funcionando y muchas responsabilidades con empleados.
Justine Musk contó cómo fue que comenzó a sentir que su matrimonio se disolvía poco a poco, pues mientras más millones de dólares tenían, Elon Musk estaba menos pendiente de ella y de sus hijos, que siempre estaba bajo las críticas del empresario y que no veía igualdad en su relación, así que le propuso ir a terapia de pareja. Sin embargo, un mes después, Musk decidió que era momento del divorcio.
(Elon Musk / Getty Images)
Fue entonces cuando Justin Musk (Wilson) comprendió los papeles que Elon Musk le había hecho firmar después de su boda: "había renunciado a todos mis derechos como persona casada, incluido cualquier reclamo de propiedad comunitaria, excepto nuestra casa", contó Wilson a "Marie Claire".