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Hace un par de días, una nueva presidencia entró en funciones en Estados Unidos. Joe Biden juró como el presidente número 46 del país vecino, anunciando una nueva era que busca alejarse lo más posible de las decisiones del mandatario saliente, Donald Trump.
Y, a pesar de que la mayoría de los estadounidenses recordarán los últimos cuatro años como una pesadilla, los “pintorescos” Trump no dejan de ser noticia.
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En el último día de su mandato, Donald y Melania Trump volaron juntos a Florida donde –en teoría-- les espera una nueva vida, pero después de los numerosos desaires públicos de la exprimera dama a su esposo a lo largo de estos cuatro años, y de los persistentes rumores de que nunca vivió de fijo en la Casa Blanca, muchos se preguntan qué pasará con ese matrimonio, incluso hay quien solo se cuestiona si el divorcio ocurrirá en el corto o el mediano plazo, sin siquiera poner en duda que, de hecho, ocurrirá.
Los Trump se despidieron formalmente el 20 de enero de sus seguidores con una ceremonia en la base Andrews, en Maryland, para la cual Melania vistió sobriamente, toda de negro.
Después de un breve discurso de despedida, Trump la invitó a decir también unas palabras de adiós, y la presentó describiéndola como una mujer de “gran belleza, gracia y dignidad” y como “muy, muy popular con la gente”.
Sin embargo, de acuerdo con CNN, Melania tiene el peor rating de una primera dama en toda la historia de Estados Unidos. Una encuesta de la cadena televisiva y de noticias la calificó con un porcentaje de aprobación de entre 42% y 47%. Sí, es como sacarte 4.2 en el examen.
Si consideramos que el promedio de aceptación para una primera dama estadounidense es de 71%, nos podemos dar cuenta del altísimo grado de impopularidad de Melania, pues aún las peor calificadas, como Rossalyn Carter o Hillary Clinton, la superan por bastantes puntos.
Las primeras damas en Estados Unidos son casi universalmente admiradas, el puesto no es de elección popular y normalmente no incita ningún tipo de controversia; es decir, hay que realmente esforzarse para no ser popular.
De aquí para adelante
Los Trump volaron a Florida desde la base Andrews en el Air Force One, sin acudir a la ceremonia de inauguración de Joe Biden y Kamala Harris, como es tradición.
Cuando llegaron a su destino, Melania descendió con un look distinto a con el que subió al avión: un vestido Gucci de llamativo estampado geométrico que dio mucho de qué hablar en redes sociales –hubo quien lo comparó con la cubierta de las sillas de jardín de su abuelita y alguien más con el papel tapiz de una cocina de los 70—pero ahí no quedó todo, cuando su esposo se detuvo a saludar con la mano a los congregados para recibirlos, ella se siguió derecho, subiéndose rápidamente a la camioneta que los esperaba, dejándolo saludar solo.
Melania y Donald Trump llegando a Florida. (Foto: AP)
El incidente parece un mal presagio de lo que les espera de aquí en adelante. Hay persistentes rumores sobre que Melania no estuvo nunca conforme con establecerse en Mar-a-Lago, el resort y club de golf propiedad de su esposo, en Palm Beach, Florida; según estos reportes, ella hubiera preferido regresar a Nueva York.
Durante los primeros cinco meses de la presidencia de su esposo, vivieron separados, pues ella siguió viviendo en la Gran Manzana con Barron, el hijo de ambos, en lo que el chico terminaba su ciclo escolar. Y, de acuerdo con “The New York Times”, Melania pasó las últimas semanas del mandato de Trump buscando una casa en los alrededores de Jupiter, al norte de Palm Beach, donde su hijastro, Donald Jr., y su novia, Kimberly Guilfoyle, también podrían estar buscando casa.
Vecinos molestos
Un poderoso motivo por el cual Melania podría no querer vivir en Florida es porque, según el “Washington Post” los vecinos de Mar-a-Lago no quieren a la pareja ahí.
De acuerdo con la publicación, quienes ahí viven se juntaron para escribir una carta a la municipalidad de Palm Beach y al Servicio Secreto de Estados Unidos en la que aseguran que Trump perdió el derecho a vivir ahí cuando, en los 90, firmó un acuerdo para transformarlo de residencia privada a club privado.
“Ya desde antes de ser presidente, Trump tenía problemas con los vecinos, pues se negaba a cumplir con aún las reglas más básicas, como la altura de una enorme asta bandera que instaló” dice el “Post”.
Melania e Ivanka Trump. (Foto: Archivo El Universal)
Melania vs. Ivanka
Para empeorar la situación de Melania, al parecer tiene una pésima relación con su hijastra, Ivanka Trump. Algunas fuentes cercanas a Ivanka revelaron a CNN que el vínculo entre ambas, de por sí frágil, hoy está prácticamente en ruinas.
La tensión entre ambas es tan fuerte, dijo una de las fuentes, que ambas evitan estar en la misma habitación. Al parecer, las dos se culpan una a otra de contribuir al comportamiento errático del expresidente en las últimas semanas de su mandato.
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Los rumores de la batalla entre ambas mujeres se hicieron más fuertes a raíz de que la examiga de Melania, Stephanie Winston Wolkoff, detalló en su libro “Melania and me” (Melania y yo) como la exprimera dama arruinó el objetivo de Ivanka de convertirse en la mujer más importante en la Casa Blanca.
De acuerdo con Winston Wolkoff, Melania llamaba a Ivanka “la princesa” a sus espaldas y la relación entre ambas es tirante y competitiva, provocando que el personal de la Casa Blanca hiciera verdaderas acrobacias para evitar que tuvieran que estar juntas.
Con este panorama, no resulta difícil deducir que el futuro inmediato de Melania no parece muy prometedor si permanece casada con Donald Trump. Hay rumores de que Melania está escribiendo un libro sobre su paso por la Casa Blanca, para el cual cuenta con la aprobación de su marido.
Solo el tiempo dirá hacia dónde se dirigen los destinos de la exprimera dama y exmodelo eslovaca, de 51 años.