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Probablemente conozcas al Baby'O -la discoteca acapulqueña que fue víctima de un incendio provocado anoche- como el 'segundo hogar' de Luis Miguel, pero, en ese caso, estarías reduciendo a un lugar verdaderamente de leyenda a solo una de las muchísimas personalidades que lo hicieron su lugar favorito. La historia del Baby es mucho, mucho más que Luis Miguel; ahí han bebido, ligado y bailado -probablemente en ese orden- casi todos los famosos, políticos, empresarios, deportistas y artistas de México y muchas personalidades internacionales.
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Era la segunda mitad de la década de los 70 y la música disco había venido a sustituir con increíble furor a las baladas romanticonas y pegajosas del pop del principio de la década. Todos querían bailar en una pista con luces de colores como la de la disco de "Saturday Night Fever". Las discos eran los templos a donde se iba a bailar los fines de semana y, además, donde todo sucedía: ligues, romances en forma, broncas, pleitos de pareja, escenas de celos; vaya, cada noche era una telenovela.
Por otra parte, Acapulco era EL lugar, aún estaba fresco el recuerdo de su glamour de los 50, muchos de sus sitios legendarios seguían funcionando, pero fue en los 60 y 70 cuando se convirtió en el sitio que albergaba la vida nocturna más divertida y "reventada" del país, era el Ibiza de México. De día se disfrutaba del sol, la arena y el mar y, en la noche, pasaba lo verdaderamente interesante.
En esa época no había extranjero que visitara el país que no quisiera hacer escala en Acapulco por lo menos un fin de semana, y eso incluía, por supuesto, a todas las celebridades. Si un famoso venía, digamos, a una premiere, sabías que ese fin de semana estaría en Aca y en alguna de sus discotecas.
A finales de los 60, lugares como el Armando's, el Bocaccio, Le Dome, Le Jardin y otros muchos, de más o menos categoría, estaban llenos a tope cada fin de semana. Después, ya en los 70 llegaron el UBQ, con su techo corredizo; el Carlos n'Charlies y ¡oh maravilla de maravillas! el legendario Baby'O.
(Eduardo Césarman, Verónica Aramburo, María Elena Torruco y Carlos 'El Charal' Slim / Foto: Archivo El Universal)
Fue en 1976 que los socios Eduardo Césarman y Rafael Villafañe abrieron esta disco en Acapulco, en la zona de la Costera que, en aquel entonces, empezaba a despuntar y que se convertiría durante los 80 y 90 en el epicentro de la diversión y la acción en este destino. El inusual nombre surgió de una canción de Dean Martin y, según cuenta la leyenda, fue idea de los socios que se entrara por la "O", lo cual, aunque hoy parezca increíble, resultaba muy 'cool'.
El proyecto arquitectónico de Joaquín Jurado, en apenas 700 m2, sin duda, fue parte de su éxito. El lugar simulaba una caverna, con muchos recovecos en los que podía pasar -y pasaba- cualquier cosa, y además, estaba construido en niveles, podías ver a todo el mundo y todo el mundo podía verte a ti. En el último nivel y al centro, estaba la pista de baile, grande para los estándares de la época, y también con algunos desniveles para los que les gustaba darse a notar.
El Baby'O. (Foto: Clase)
No existía persona que no quisiera ir a esta playa y que no soñara con entrar al Baby'O; había otras discos que también se llenaban, pero ir a Acapulco y no ir al Baby por lo menos una noche, era como no haber ido. Una gran parte del éxito de este lugar era "la cadena", había gente a la que, definitivamente, no le iban a dar acceso jamás. Circulaban los tips sobre cómo lograr que el cadenero te hiciera la ansiada pregunta de "¿cuántos son?" y, si eras 'chava', sobre el outfit que debías llevar para que te "dejaran pasar", el costo del cover ya era lo de menos.
Cada noche era un desfile: juniors, hijos de políticos --y sus papás--, artistas, deportistas, empresarios y demás, llegaban dispuestos a ligarse a todas las sexies gringas que pudieran o a las mexicanitas a las que ya les habían echado el ojo desde la mañana en la playa. Libaneses, judíos, católicos, miembros de la colonia española, alumnos de las mejores escuelas y universidades, gente de todas las edades, y muchos famosos convivían felices en la pista, en la que, algunas noches, se bañaba a los asistentes de champagne y no se dejaba salir a nadie hasta las 6 de la mañana.
Sus "pijamadas" y después sus "fiestas de togas" eran de los acontecimientos sociales más importantes de año, no solo en Acapulco, sino en el país, todo el mundo moría por ir. Se habla de que en las altas horas de la madrugada, la cosa se ponía muy candente en el área del jacuzzi, que era tan exclusiva, que mucha de la clientela nunca la llegó a ver.
En sus primeros años, muchos de los meseros eran 'niños bien' que fueron, sin duda, un gancho para la selecta clientela que llenaba el lugar, siempre muy bien 'seleccionada'. Como ya dijimos, no cualquiera entraba al Baby; a veces la fiesta empezaba desde afuera, entre la multitud que gritaba constantemente el nombre del cadenero en turno para llamar su atención y que te congraciara con una mirada y la posibilidad de ser los siguientes elegidos para entrar al paraíso. Si afuera estaba lleno, tus posibilidades de entrar se reducían, pero las de diversión al lograr entrar, se multiplicaban.
Al salir de la disco, que casi siempre era después de que había salido el sol, era de rigor 'desayunar' en los hot dogs de abajo --o en los de afuera-- o ir por unos tacos a la vieja taquería acapulqueña "El Zorrito".
Eiza González y Pepe Díaz en la Fiesta de Togas del Baby'O. (Foto: Archivo El Universal)
Las celebrities en el Baby
Hacer una lista de los famosos que alguna vez pasaron por el Baby'O es tarea casi imposible. Los habitués, eran --y muchas veces siguen siendo-- Luis Miguel, Emilio Azcárraga, los Slim hijos --especialmente Carlos, 'El Charal', quien aún tiene una mesa permanentemente reservada y a quien le gusta tocar con el DJ Darío Gómez--, Paulina Rubio, El Burro van Rankin, Michel Kuri, Belinda y muchos más, pero, por lo menos en los 80 y 90, todo famoso extranjero que vino a México pasó por el Baby'O.
En una misma noche coincidieron ahí Bono y Luis Miguel. El diseñador Halston --el rey de Studio 54--, el grupo Tavares, Rod Stewart, Julio Iglesias, Pierce Brosnan, Brooke Shields, Sylvester Stallone, Michael Jordan, Elizabeth Taylor, Geena Davis, Mariah Carey (con Luis Miguel), Tony Curtis, las Spice Girls, Kylie Minogue y muchos más, la visitaron.
Hasta la realeza ha pasado por ahí; una noche llegó una 'chava' guapa pero medio hippiosa al Baby, según un recuento de "Quién", se anunció como cantante, y el entonces gerente Juan Carlos Legarreta --hermano de Andrea-- la vio muy fachosa y no la dejó pasar, le dijo al guardia de seguridad que le dijera que se arreglara y volviera. Al día siguiente, Luis Miguel habló y preguntó incrédulo si era cierto que no habían dejado pasar a ¡Estefanía de Mónaco! En esos entonces, la princesa -- que regresó al día siguiente al Baby con Luismi y su crew de amigos-- triunfaba en el radio con su tema "Ouragan" así que sí, efectivamente, era una cantante.
Independientemente de los extranjeros, prácticamente toda la farándula, toda la clase política --senior y junior--, empresarial y todos los 'socialités' mexicanos la visitaban, incluso hasta la década del 2000, en cada uno de sus viajes a Acapulco y a veces solamente iban por una noche porque tenían ganas de fiesta. Lamentablemente, la violencia provocada por las actividades del crimen organizado que ha invadido a la ciudad costera ha opacado actualmente mucho de su brillo.
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Personajes como su director, Carlos Pietrasanta Gardel --quien desde hace muchísimos años tiene una mesa a la que solo invita a los VIP a departir con él--, el ex gerente Juan Carlos Legarreta; otro ex gerente Jesús Mondragón "El Mamey"; el mesero José Luis Tellechea "El Puma", por no hablar de Eduardo Césarman y Rafael Villafañe, se volvieron celebridades por formar parte del personal del Baby, al que "había que caerles bien" para gozar la experiencia del lugar al máximo.
¿Cuál ha sido el secreto de su éxito? Nadie, probablemente ni los mismos dueños o el legendario Gardel lo sepan, lo que sí es verdad es que, después de 40 años de éxito, es muy probable que el Baby resurja de sus cenizas, como el ave fénix.
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