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Hace unos días, el Centro Libanés de la Ciudad de México albergó la presentación de Vivir y morir jugando béisbol. En busca de más campeonatos, el libro autobiográfico de Alfredo Harp Helú, filántropo, empresario y promotor del deporte mexicano.
La velada comenzó con un espectáculo de danza árabe, acompañado de ritmos en vivo que evocaron las raíces libanesas del empresario, de 80 años. Al ritmo del derbake, los asistentes fueron transportados a una celebración que mezcló la tradición, la cultura y el deporte, un reflejo de su multifacética trayectoria.
El evento destacó por su riqueza cultural y por su notable lista de invitados, quienes se dieron cita para acompañar al autor en esta ocasión tan especial. Desde su esposa María Isabel Grañén Porrúa, sus hijos, Charbel, Sissi Harp y Santiago Harp Grañén quienes compartieron con orgullo este capítulo de su vida.
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También asistió el reconocido cronista deportivo Toño de Valdés, así como Sami Nmeir, embajador del Líbano en México, quien destacó la forma en que el empresario ha construido puentes entre sus raíces libanesas y su impacto en la comunidad mexicana.
En su intervención, Daniel Karam, presidente del Centro Libanés, ofreció un discurso que sintetizó el legado de Harp Helú como empresario y benefactor. “Alfredo Harp no solo es un ejemplo de éxito empresarial, sino también de cómo el compromiso social puede transformar vidas”, afirmó Daniel Karam.
Enseguida, el empresario tomó el micrófono para explicar que su libro no es únicamente sobre béisbol, sino sobre la vida misma. Desde su infancia en Oaxaca, donde una simple pelota fue su único juguete, hasta su liderazgo como dueño de los Diablos Rojos del México, el filántropo encontró en el béisbol una metáfora para entender la importancia del esfuerzo, el trabajo en equipo y la resiliencia.
"El béisbol enseña que cada jugada cuenta, que cada sacrificio suma y que las victorias no son individuales, sino colectivas”, comentó Alfredo Harp Helú, de 80 años.
En sus páginas, el empresario relata cómo el béisbol lo ayudó a sobrellevar desafíos personales y profesionales. Desde sus inicios como Contador Público en la UNAM hasta su incursión en el mundo bursátil, el empresario siempre mantuvo la filosofía de que la perseverancia y la honestidad son claves para alcanzar el éxito.
Su conexión con sus raíces libanesas también ocupa un lugar central en el libro, con recuerdos de su abuelo, un comerciante que trabajaba con nada más que la palabra de sus clientes como garantía.
Asimismo, durante el evento, compartió que sus fundaciones han destinado más de 10 mil millones de pesos a proyectos de educación, cultura y deporte. Cada año, sus iniciativas otorgan más de 100 mil becas a estudiantes de instituciones como la UNAM, el Politécnico y La Salle. Además, ha impulsado la construcción de bibliotecas móviles en Oaxaca y la modernización del Planetario Luis Enrique Erro, dejando un legado tangible en múltiples áreas de nuestro país.
El libro también dedica un capítulo a sus experiencias con los Diablos Rojos del México, un equipo que adquirió en 1994 y que ha llevado a ganar múltiples campeonatos. El filántropo describió cómo la construcción del Estadio Alfredo Harp Helú, inaugurado en 2019, fue un sueño hecho realidad, no solo como un espacio para el deporte, también como un símbolo de su amor por México.
"El béisbol es más que un juego, es una forma de vida que enseña disciplina, respeto y trabajo en equipo”, expresó.
Entre anécdotas personales y reflexiones, el empresario también destacó cómo el paso del tiempo reafirmó su deseo de seguir ayudando: "A mis hijos, nietos y bisnietos, solo les he dejado una misión: trabajar por el bien común y contribuir a un mundo mejor”, declaró.
En un pasaje del libro, el empresario reflexiona sobre la inmensidad del universo y la pequeñez de las acciones humanas, pero insiste en la importancia de seguir actuando. “Lo que hago por México y Oaxaca puede parecer insignificante, pero es mi forma de aportar algo a este mundo”.
Por otro lado, a lo largo de la presentación, el empresario ofreció un emotivo homenaje a Isabel Grañén Porrúa, su esposa y pilar fundamental en su vida. En sus palabras, Isabel no solo es su compañera, también es su mayor inspiración para superar los retos y construir un legado juntos.
"La conquisté con canciones, y desde entonces hemos compartido sueños, proyectos y una pasión inquebrantable por la vida y la filantropía", expresó conmovido.
El evento concluyó con una cálida ovación por parte de los asistentes, quienes celebraron no sólo el lanzamiento del libro, también el ejemplo de vida que representa Alfredo Harp Helú. En sus palabras finales, el empresario recordó: "La vida, al igual que el béisbol, es un juego que exige pasión, esfuerzo y perseverancia”.
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