Alejandro Fernández, 'El Potrillo', acaba de regresar de una extenso tour y triunfó con su amplio repertorio de canciones que van del género ranchero al pop. El menor de los hijos del fallecido Vicente Fernández regresó satisfecho a su casa de Jalisco, donde lo esperaba su novia, Karla Laveaga, y su perro de nombre 'Kush'.
"Qué rico llegar a casa después de una gira increíble! #homesweethome #kush #rastastyle #komondordog", escribió Alejandro Fernández. Sin embargo, decenas de mensajes llegaron a la caja de comentarios para regañarlo por el estado de su mascota.
"Bendito, hay que peinarlo, es blanco y no parece, así se ve que está descuidado pobre perrito, ni ver puede con tanto pelo en su carita", "Alejandro soy tu fan pero qué decepción ver como tienes tan descuidado a tu perro. Siendo una persona con tanta sensibilidad, qué te cuesta pedir que lo bañen, le corten el pelo y todo lo que se necesita hacer para tenerlo aseado", son solo algunas de las críticas hacia 'El Potrillo'.
Critican a Alejandro Fernández por el aspecto de su perro, "Cómo tiene ese animal así"
Sin embargo, algo que pasaron por alto los seguidores del cantante de temas como "Me Hace tanto Bien", "Como quien Pierde una Estrella" y "Tantita Pena" es la raza de la mascota.
El perro de Alejandro Fernández es un komondor, originario de Hungría y cuyo temperamento es de guardia y protección.
Critican a Alejandro Fernández por el aspecto de su perro, "Cómo tiene ese animal así"
La principal característica de estos bellos seres es su pelaje, que es duro y largo, ideal para protegerlo de las temperaturas más gélidas.
Con todo el revuelo que causó la mascota de Alejandro Fernández, hubo otros personas que salieron en su defensa. "Solo vengo a ver los comentarios de la gente que no sabe qué es un komondor y así es la raza", es uno de ellos.
Alejandro Fernández y Karla Laveaga comenzaron a salir aproximadamente en el año 2012 y tuvieron una separación en 2019, aproximadamente. Luego se reconciliaron y ya llevan juntos más de 12 años de una feliz relación.
