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Elizabeth Taylor fue uno de los rostros más bellos jamás vistos en la pantalla grande. Su presencia hipnotizó a centenas de personas ante la majestuosidad de unos ojos que eran tan azules que muchos aseguraron que en realidad eran de color violeta. Actriz de cine, teatro y televisión, Elizabeth Taylor fue, además, una mujer que tuvo varios matrimonios escandalosos y valiosas propiedades, entre ellas, el Green Goddess, un Rolls Royce Silver Cloud II que acaban de poner en subasta.
Este modelo de Rolls-Royce Silver Cloud II era convertible y fue elaborado especialmente para la actriz Elizabeth Taylor, el cual, se pondrá en subasta el próximo 6 de agosto en el Pierre Hotel, de Nueva York, a través de la casa Guernsey. Es importante decir que el lugar donde se llevará a cabo la subasta también fue hogar de Taylor y su entonces esposo Eddie Fisher, quien pagó el coche y dejó a su entonces esposa Debbie Reynolds y a su hija Carrie Fisher, para casarse con la actriz de 'ojos voleta'. Duraron solo 5 años juntos pero ella conservó el auto por más de 2 décadas.
De acuerdo con Architectural Digest, Elizabeth Taylor y Eddie Fisher enviaron el auto a Roma, como capricho de la actriz, cuando ella filmaba Cleopatra en 1962.
El Rolls-Royce estará en exhibición en el hotel a partir de hoy, 23 de julio, hasta el 6 de agosto. Según el sitio de finanzas Barrons, la subasta será "sin reservas", lo que significa que no hay una oferta mínima y el auto podrá ser vendido al mejor postor. "Cualquier cosa puede suceder en una subasta de este tipo, lo que la hace más emocionante", dijo el presidente de la casa de subastas.
Subastan Rolls-Royce que perteneció a Elizabeth Taylor
Sin embargo y pese al esfuerzo de Eddie Fisher de ganarse el corazón de Elizabeth Taylor, ni el Rolls Royce ni haber dejado a su familia fue suficiente: durante el rodaje de Cleopatra, la actriz se enamoró de coestrella Richard Burton, con quien tuvo una de sus relaciones más largas y tormentosas.
Este Rolls-Royce Silver Cloud II es un auto raro de la compañía porque solamente se fabricaron 20 en el mundo. Después de haber sido la dueña por poco más de 2 décadas, Elizabeth Taylor lo puso a la venta y Karl Kardel de Oakland, California, lo compró a un precio que sigue siendo un misterio.