Poco valió que el artista plástico Diego Rivera pintara un retrato de María Félix, pues con todo y el empeño que puso en ella, "La doña" nunca tuvo ojos para él. El esposo de la pintora Frida Khalo estuvo enamorado de la actriz de cine mexicano y hasta le escribió un mensaje de amor desesperado que se dio a conocer.
"Estaba enfermo momento cablegrafiaste. Ahora estoy mejor, muchas gracias. También te extraño, yo te adoro. Vivo solo para verte ptra vez. Dime cuándo iré por ti. Diego"
Es conocido por todos que Diego Rivera fue un adicto al amor y que pocas veces le fue fiel a Frida, quien estuvo al tanto de casi todas las aventuras del pintor. En 1949, el muralista mexicano se preparaba para ser reconocido con una de sus obras en el Palacio de Bellas Artes, momento que él aprovechó para revelar que 'Fridita' se había vuelto a enojar. “Le di a Frida otro disgusto. Me había enamorado de la actriz de cine María Félix”, contó él mismo según la sección Verne, de El País.
Sin embargo, "La doña", la gran María Félix, nunca se fijó en él ni quiso corresponder a su amor, incluso, ni siquiera se sintió complacida con el retrato que él le hizo, pues se sabe que La Doña sentía que la mostraba muy descubierta.
La historiadora Irene Bárcenas compartió la imagen del telegrama que Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez -cuyo nombre completo es así- dedicó a María Félix, quien prefirió las pinturas del pintor francés Antoine Tzapoff, su última pareja sentimental.
Esta imagen fue bien recibida por los seguidores de Irene en Twitter.
Según El País, Diego Rivera esperaba a María Félx, en el aeropuerto, cada vez que la diva del cine mexicano regresaba de viaje. Además, se sabe que "La doña" se llegó a quedar algunas temporadas en la Casa Azul de Diego y Frida.
“Demasiado tarde me daba cuenta de que la parte más maravillosa de mi vida había sido mi amor por Frida, aunque realmente no podría decir que, si me fuera dada otra oportunidad, me comportaría con ella de manera diferente. Cada hombre es producto de la atmósfera social en la que crece y yo soy quien soy. No tuve nunca moral alguna y viví sólo para el placer, doquiera que lo encontrara", escribiría Diego Rivera.