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Se ve muy bien y ella se siente aún mejor. Aprendió a soltar tras su operación del corazón, en la que le cambiaron una válvula por otra de metal, y ahora está “volando”hacia lo que siempre quiso para su vida. No que no lo hiciera antes, pero ahora lo hace con una ligereza que parece flotar. A Martha Cristiana ya no le importa el qué dirán de ella, sobre ningún tema, y la paz que emana la empezó a sentir incluso antes de la cirugía, cuando pensó que no iba a sobrevivir. De siempre tener una pareja, ahora dice que nunca se volvería a casar y está segura que todo en su vida la llevó a que terminara en esa camilla. Fue un cambio de corazón, física y metafóricamente hablando, y eso no lo tiene que decir ella, se ve. Desde la gran cicatriz que le quedó y que muestra con orgullo pues dice que solo los sobrevivientes lo pueden hacer. Se siente cuando platica y dice cosas como que “en toda ziploc de caca viene un diamante”. Con ese sentido del humor tan divertido y original que tiene. Se ve además desde que llega a la sesión de fotos, saluda a todos con una alegría que contagia y se ríe a carcajada suelta con los chistes del fotógrafo y cuando, mientras la maquillan, lee un libro de Murakami como si disfrutara de un postre. Con ustedes la nueva Martha Cristiana.
Martha Cristiana, ¿dónde estabas cuando te tuvieron que llevar al hospital?
Estaba en el lanzamiento de Aire Libre, una estación de radio, y había una fiesta. Estaban todos mis amigos y les dije ‘agárrenme que me voy a desmayar’. Y ya venía pasando más seguido. Tengo una cosa que se llama disautonomía y con eso te desmayas esporádicamente y me desmayaba a lo mejor una vez cada seis o tres meses, pero llevaba ya tres desmayos en un mes. Entonces como yo ya sabía que tenía una condición, mi hijo quería una segunda opinión y el cirujano me dijo que sí, efectivamente tenían que operar rápido porque estaba completamente tapada la válvula.
¿Cuál fue la explicación del doctor del por qué la válvula de tu corazón estaba así?
Porque tengo una condición congénita que se llama aorta bivalva y en lugar de tener tres válvulas, solo tengo dos. Nunca me di cuenta, siempre fui muy deportista, hacía mucho atletismo, jugaba basquetbol, fui gimnasta y nunca me dio lata. Hace aproximadamente tres años fui a que me hicieran un estudio según yo porque estaba fumando mucho y estaba teniendo una tos que no se me quitaba.
Y estando en la máquina salió la señorita y me dijo: “Oiga ¿no se ha checado el corazón? porque veo ahí algo”. Y fui a ver al cardiólogo y me dijo: “Sí, tienes esto. Y eventualmente te vamos a tener que operar”. Pero yo pensé en los siguientes 10 años,no que fuera algo así de rápido. Nunca pensé que fuera de corazón abierto. Fue bastante sorpresivo que haya sido tan rápido. Me di cuenta que tengo un cuerpo muy noble, muy sano y salí adelante muy rápido. Solamente estuve un par de horas en terapia intensiva en lugar de 48 horas que es lo normal. Y me dio la oportunidad de ver a toda mi familia junta.
¿Qué pensaste cuando estabas en la camilla?
Creí que no la libraba porque me di cuenta de la seriedad de la operación y de lo que me iban a hacer. No era que estuviera yo pesimista, era que había tenido muchas señales que en otro momento de mi vida las he tenido y las personas se han muerto. Lo he visto en sueños. Mi hermana también tiene estos sueños. A mí me han pasado cosas muy locas. Empecé a tener una paz muy rara. Las cosas que me tenían muy angustiada y muy ansiosa me empezaron a dar lo mismo. Empecé a hacer un shift de conciencia muy fuerte y ya cuando soñé con mi papá dije: “Me voy a morir”.
¿Tu papá? ¿En serio?
Yo creo que más bien era mi padre dándome una llamada de atención. La gente puede o no creer en estas cosas, pero yo soy un hecho viviente de que estas cosas han pasado. Y además a mi hermana también le pasan. En el libro de Ana Terán (“No te Detengas”) viene todo lo que me ha pasado.
¿Entonces realmente sentiste que no la librabas? ¿Te dio miedo?
Me metí al quirófano pensando:“Pobres de mis hijos no saben que me voy a morir” y no les podía decir. Porque además a ellos les consta que he adivinado todas esas cosas de todo mundo. Cuando soñé con mi abuela, le hicimos una comida para despedirla. No quería que estuvieran con ese pendiente. Pero sí estaba segura. Y me fui muy tranquila. Me dio mucho gusto darme cuenta que no le tengo miedo a morirme. Lo digo con tranquilidad, francamente. Me daría hueva morirme ahorita porque mis hijos están en una etapa increíble y los estoy gozando más que nunca. Estoy mucho más enfocada después de mi operación. Ya no hay tantos distractores. Ahora lo que está en último lugar es tener una pareja cuando eso antes era muy importante para mí y me encantaba tener novio. Me da la peor flojera y quiero estar en familia, gozar a mis amigos y hacer cosas que nunca he hecho con toda la atención y toda mi energía puesta. Pero no tengo miedo.
Pero entonces te tuviste que despedir de tu familia...
Sí me tuve que despedir de ellos y le pedí perdón a toda la gente que había lastimado. Con conciencia y sin conciencia. Porque a la mayoría de la gente la lastimas sin darte cuenta. Tuve la oportunidad de hacer las paces con mi hermano, con mi familia de Puebla. A Raúl (su exesposo) tuve oportunidad de decirle cosas muy bonitas, que ya se las había dicho, pero yo creo que en un momento así, se da cuenta que la intención realmente es muy buena.
¿Había manera de que hubieras podido prevenir esta operación?
Sí, lo hubiera podido prevenir en el sentido de si me hubiera checado como debía de ser, cada año. Lo hubiera podido prevenir porque hubiera tenido otro estilo de vida. Pero eventualmente me iba a pasar.
¿Qué hubieras hecho diferente?
Yo creo que hay dos cosas muy importantes. Darle seguimiento al cuerpo. Es el único vehículo que vamos a tener de aquí a que nos despidamos de este plano. Y muchas veces no lo cuidamos bien. Y por otra parte el pensar para qué, en lugar de por qué. ¿Qué puedes cambiar en tu vida que no te gusta, con ese tipo de avisos? Son oportunidades invaluables de hacer una reflexión profunda y decir:“¿Me gusta mi vida realmente o no?, o los acuerdos que tengo conmigo ¿son acuerdos que he hecho por costumbre o por miedo?, ¿desde dónde estoy viviendo mi vida?”. Yo me daba cuenta, por ejemplo, que tenía muchísimo miedo a la soledad. Y planeaba mucho el estar dentro de una relación que, aunque veía que no funcionaba, pues era un hombre fuera de serie, con muchísimas cualidades y yo decía: “Pues ya me tengo que quedar aquí porque es muy especial y porque me adora y siempre me va a cuidar”. Y ahora veo todo tan distinto.
¿De verdad?
El otro día una amiga me decía: “Pero a ver, imagínate que tienes 70 años y no tener a nadie que te cuide. Morirte sola”. Y le dije: “Yo no puedo pensar en esos términos. No después de toda esta experiencia”. No puedo pensar en que voy a tener una vida en función de mi vejez. De ninguna manera. Si siempre he sido impulsiva, hasta cierto punto, creo que eso se reforzó más. No de forma inmadura, sí en voy a vivir el momento. Sealo que sea que me traiga de consecuencias después, estoy dispuesta a hacerme responsable. Pero no pienso vivir mi vida en función de los siguientes 10 años. El día de mañana no sé lo que pueda pasar y yo lo único que tengo seguro es hoy y creo firmemente que solo tenemos dos opciones: pasarla bien o pasarla mal. Y me doy cuenta que eso sí es una decisión personal. Tu puedes pasarla bien a pesar de todo lo que esté pasando en tu vida porque tu tienes el control de cómo vas a reaccionar ante eso. Tienes la opción de sentirte una víctima, que todo te pasa por algo, que traes una nube de mala suerte y estar contando todo lo malo que te ha pasado y no ver el regalo. Yo siempre he dicho que en toda ziploc de caca viene un diamante.
Punto final. Entonces hay que enfrentarse a esos demonios que además son heredados de padres que dicen: “El dinero no crece en los árboles”. ¿Pues qué crees? que en mi jardín sí crece en los árboles. Yo siempre he operado desde ese lugar, de muchísima abundancia y ha habido veces en mi vida que puedo comer una vez al día.Y de todas maneras me siento riquísima.
¿Qué fue lo que te hicieron en el corazón?
Me reemplazaron la válvula por una de metal porque duran para toda la vida. La contraindicaciones que tienes que tomar anticoagulantes el resto de tu vida y tiene sus temas, pero no me importa la verdad. Contra la alternativa está increíble. Si hubiera elegido ponerme la de bovino, la de material que se vuelve también a desintegrar, me tendrían que operar de nuevo dentro de 10 o 20 años.Mucha gente le apuesta a eso. Pero la verdad es que si yo puedo evitar pasar por el quirófano y darle esa preocupación a mi familia de nuevo, porque sí los vi aterrorizados, por supuesto que se las voy a ahorrar y prefiero asumir esa parte de tomar los anticoagulantes y ser cuidadosa conmigo, a que cargarles la factura a ellos.
¿Y qué te dicen los doctores? ¿Qué sigue?
Que estoy increíble. No pueden creer lo rápido que salí. Hay muy buenas propuestas de trabajo a corto y largo plazo. Creo que tenga que darme ese espacio para ver quién soy ahora porque noto un cambio exponencial de 180 grados en la forma en la que metabolizan las cosas, en cuáles son las actividades que dejaron de ser importantes para mí. Mis prioridades cambiaron, tengo que hacer una lista de prioridades. Hasta los libros que estaba leyendo dije: “Qué hueva ¿por qué estaba leyendo esto?” Mucho tiempo estuve viendo series y ahorita me interesa regresar a los documentales. Como que me estoy consintiendo más, estoy consumiendo con conciencia. Creo que de todo lo que nos nutrimos es lo que somos. Y quiero ser muy cuidadosa con tener realmente algo que aportar y que traer a la mesa con cada decisión que tomó. Es una nueva etapa en mi vida y así lo tomo. No es algo ni siquiera que yo me esfuerce por pensar así o que lo haya leído en un libro, simplemente me ocurrió. Fue natural.
¿Cómo a qué tipo de cosas ya no le das importancia o sientes que cambiaste?
Si mi hijo me dijera: “Me voy a vivir con mi papá”, que en otros momentos ha sido un drama de aguacate verde, ahorita sería claro que sí. Ve, experimenta.Y si mañana me quedara sola en mi casa,me voy a un departamento y llevo la vida que llevaba en Nueva York de do it yourself. Sin problema. Esa parte de que a lo mejor mucha gente no me entendía, me sentía incomprendida y juzgada constantemente, atacada por tener una forma de pensar, para mucha gente, loca. Y ahora digo: “Ay sí qué chingón estar loca”. Porque eso te da grados de libertad. A que piensen que eres perfecta, que eres lo máximo, que eres más buena que la madre Teresa de Calcuta y de repente a la gente no le gusta ver tu oscuridad. Yo creo que mi oscuridad es lo que más me ha definido en mi vida y antes creo que mi vida se definió por la cantidad de veces que me dijeron que no. Y he convertido en este poco tiempo esos no, en sí. Yo creo que ha sido un proceso paulatino en el que yo tenía que terminar en esa plancha para que me abrieran el corazón.
Cuando despiertas de la operación, ¿quién es la primera persona que ves?
Abrí los ojos y vi a mi hijo Beto. Cuento que estaba yo desesperada, muy impaciente y diciendo: “No puedo creer que no me hayan operado. Qué bárbaros. O sea está muy mal que lleve aquí horas esperando, ya hasta se me pasó la anestesia”. Y me dice: “Má, ya te operaron”. Fue una sorpresa.
Has mostrado a tus seguidores en Instagram la gran cicatriz de la operación. ¿Qué pensaste cuando te la viste por primera vez?
Me siento muy orgullosa porque solamente los sobrevivientes tienen esas cicatrices. Entonces me siento muy agradecida con la vida. No creas que me molesta, me parece hasta sexy, no sé por qué. Es una cosa rarísima,pero sí.Porque soy una mujer que ha pasado por batallas azarosas e interesantes y tener eso para mostrarlo es muy simbólico.
¿Qué medidas tienes que tomar para cuidarte tras la operación?
Mi cardiólogo me dice que me tengo que cuidar. Por ejemplo, me iba a ir a la India a un retiro increíble. Ya estaba todo,era un grupo de 25-30 mujeres y me dijo que de ninguna manera, que estaba loca. Que lo sentía mucho si perdía esa inversión, pero que de ninguna manera me podía ir con una válvula nueva que se puede infectar súper fácil. Por ejemplo, tienes que andar en los templos descalza y yo me corto y me desangro por el tema de la coagulación y no hay un sistema de salud allá que funcione.
Entonces el viaje a la India queda detenido…
Sí. Era un retiro espiritual, era ir a ver los templos. Pero también me di cuenta de una cosa: no tengo que ir a la India y a iluminarme como Budha debajo de un árbol. El gran reto de los humanos es iluminarte aquí. Con el tráfico, con las mentadas de madre, con los obstáculos de todos los días. Ahí está la verdadera lucha. Mi reto está aquí, cerca de mis hijos, dejando en quinto plano el tema del novio.
Y justo hace unos meses en el programa de Montserrat Oliver aseguraste que querías volverte a casar… Ya no… por lo pronto no. ¡No! No quiero volver a casarme nunca. Bueno, la única forma en la que podría cohabitar con alguien es que cada quien tenga su recámara y tener privacidad. No hacer simbiosis y terminar ying y yang. Tú tu cama y yo la mía. ¿Entregarle así mi vida, mi intimidad y mi privacidad a alguien? Nunca jamás.
Y qué nos dices de tu parte espiritual ¿hubo un cambio?
Me volví más cercana a Dios porque vi a dos figuras enormesasomándosea micamayme dicuentaque sonmis papásyqueestán enunlugardonde nohay odio, porque mis papás no se podían ver ni en pintura.Ylos sentíunidos,protegiéndome.No sésifue una alucinación por las medicinas, no tengo idea, pero los sentí hasta físicamente. Y fue muy padre. Entonces tengo ganas de recuperar mi religión. No me voy a volver cristiana. No, yo me voy a seguir divirtiendo idéntico (ríe) y nada más quiero estar en un plano más espiritual porque me hace bien.
Tu primer viaje después de la operación fue a Tepoztlán y después regresas a la ciudad y te vas a Nueva York…
Regresé y he sido anfitriona muchos años de la Navidad en mi casa. Los recibía todos, hicimos una cena de Navidad divina y luego me fui a pasar el Año nuevo a Nueva York. Y me la pasé increíblemente bien.Aunque me di cuenta, por ejemplo…yo tenía la idea de que iba a regresar a Nueva York a vivir. Allá es tan fácil vivir y agarrar el metro y nadie se fija, pero ahora me di cuenta que no quiero vivir en ningún lado que no sea mi México. Estoy más enamorada que nunca de mi país, tengo muchísimas ganas de aportar desde mi humilde tribuna. Mi minúscula tribuna. No tengo ganas de volver a comprar nada en Nueva York, ni de irme allá, ni nada. Nueva York perdió su brillo. Está bien ir, nutrirme, la oferta cultural me parece interesantísima. Pero ya no tengo ganas de vivir allá, sino de estar aquí muy presente.
¿Y qué te gustaría hacer en México?
Me gustaría contar historias, puede ser como actriz o como productora, pero de proyectos míos. Tengo muchas ganas de hablar del tema de la belleza en el sentido de cuidarte y de cómo a mí eso me ha dado una autoestima increíble. Más allá de si me pongo botox en el entrecejo para no verme amargada. Tengo muchas ganas también de aplicar los conocimientos de coaching que tengo y que he ido rebusteciendo y nutriendo a través de los años para darles esa herramienta que a mí me ha servido tanto, pero desde un lugar de mucha honestidad. Realmente creo que mi historia de vida tiene algo que aportar. Hay también la oportunidad de un programa de televisión con unos productores en Los Ángeles, ojalá aterrice. Ha de ser lo que tenga que ser. Estoy también haciendo una sociedad con una amiga de Chiapas, que conocí a través de las redes, que me invitó a formar parte de una marca que se llama Jícara que trabaja con comunidades indígenas en Chiapas porque hacen ponchos y cosas con telar de cintura. Las comunidades indígenas es algo que me ha traído obsesionada desde hace mucho tiempo y que no me había dado el espacio y que decía que luego se daría la oportunidad. Además tengo dos historias que se podrían llevar a la pantalla. ¿Qué es lo que sigue? ¡Construir un imperio! Para darle fuentes de trabajo a mujeres y yo tener esa seguridad económica.
Le dedicaste un mensaje súper tierno a tu hijo Beto en Instagram por haberse involucrado tanto con lo de tu operación… Beto fue mi papá. Para mí ver que mi hijo es un hombre hecho y derecho, que es comprometido, que está dispuesto a dar la vida por mí, fue sorprendente. Porque me di cuenta que tiene unas herramientas de vida y tiene una forma de resolver que fue un shock increíble para mí.
¿Y tu nieto Lorenzo cómo estuvo contigo en este proceso?
(Lo imita): “Ay Tana me asusté tanto. Pensé que te ibas a morir, a ver déjame ver tu cicatriz. Ay está horrible” (se ríe). Tiene nueve años y vive a una cuadra de mi casa. Antes lo veía bien poco la verdad y ahora llega a mi casa: “Tana, me vine en mi patín del diablo a visitarte”. Se instala, ve cosas, jugamos, me divierto mucho con él porque es un chavito mucho más avanzado de su edad. Baila increíble entonces me hace bailes.Ya hizo una obra de teatro, es el único que quiso ser actor. Mateo también tiene esa inquietud y quiere estudiar actuación seriamente. Me encanta porque nadie quería y me encanta sembrar eso porque creo que mi experiencia les puede servir mucho.
En un texto que escribiste sobre tu operación pusiste: “Todo lo desagradable que nos pasa a nivel interno y a nivel físico, para mí está basado en la incapacidad para perdonar”… ¿sentías que te faltaba algo por perdonar?
Sí, era de “perenganita me hizo estoy aquí lo tengo apuntado”. Y es como dije, a la única que le hace daño es a ti y todo el mundo te lo dice, pero hasta que no lo puedes ‘encuerpar ’no lo aplicas a tu vida. En teoría todo está ahí ahora con lo de superación personal, pero hasta que no lo ‘encuerpas’, no te das cuenta. No solo fue de perdonar a los demás sino de decir: “¿Yo quién soy para perdonar o no perdonar ?”. Pero sobre todo perdonarme a mí porque creo que he sido dura conmigo en muchas ocasiones. He estado muy enfocada en hacer todo perfecto, en no equivocarme y luego me equivoco y me siento pésimo. Tengo mucha más claridad que antes. Aprendí a ser más flexible y paciente.
¿Qué crees que te falta por hacer o por aprender en esta segunda oportunidad que te da la vida?
Es para aportar desde todo lo que sé hacer, sin preocuparme de que la gente no entienda qué soy. Todo lo que a mí me apasiona es lo quea mí me define.Y todo eso tiene acuse social. Entonces claro que voy a seguir haciendo todo lo que me gusta, mucho más que antes. No me voy a frenar a pensar en la pregunta del ¿qué eres? Pues no sé, ¿a qué te dedicas?
Ni idea. Pero me la paso increíble y tengo chamba todos los días afortunadamente. Vas al doctor y te pone: ¿ocupación? Ya esta última vez… pues no sé, ¿actriz? Pues no, es solamente una parte de lo que me interesa.
Terminaste “Educando a Nina” hace unos meses.. ¿traes proyectos como actriz?
Sí traigo proyectos este año, pero voy a darle un shift a lo que he estado haciendo. Ahorita ya no es importante. Porque siempre me han dicho: “Es que tienes que regresar a la tele abierta. Muy importante porque te da vigencia”.Por las razones equivocadas creo que he tomado la decisión de regresar a la tele. No, me voy a meter en proyectos más cortos en un género completamente diferente porque también siento que me encasillaron. Ser más arriesgada en las cosas que haga. Con historias mías, quiero tener el balón yo para tener esa capacidad de contar una historia desde mi propia experiencia.
En una conferencia dijiste que en marzo 28 de 1998 te querías morir…
Sí, me quería morir. Porque no entendía, justamente, por qué yo esto y porqué yo lo otro. Me reveló mi madre que yo era de inseminación artificial casera y me sentí Frankenstein. Dije: “Qué barbaridad, entonces yo no soy producto de algo natural, de una relación amorosa, sexual. Algo que le pasó a mi mamá que ha de ser sumamente desagradable y entonces yo vengo de ahí”. Y también sentí que el rechazo que muchas veces sentí de mi madre pues tendría que ver con eso también. Fue una extraordinaria mamá, pero era fría hasta cierto punto conmigo. Me decepcioné mucho y dije: “Que flojera, no tengo nada que hacer aquí”. Luego fui a un lugar que se llama Omega Institute, que está en Nueva York, y ahí en una clase de yoga kundalini nos teníamos que decir las cosas más diferentes y shockeantes que nos habían pasado. Y yo platiqué esta historia. Y cuando terminó la clase, un compañero me dijo: “Great measures had to be taken for you to be here” (Cosas extraordinarias tuvieron que haber pasado para que tu estuvieras aquí). Y yo dije: “Wooow! Qué chingón, no soy una víctima al contrario, he sido una niña muy deseada”. Buscada, con estas pretensiones específicas y además se le concedió todo a mi papá. Entonces estoy conectada con la magia. Con razón siempre he presentido cosas, he adivinado cosas. Transformé el significado.
¿Qué le diría la Martha Cristiana de este momento, la del nuevo corazón, a la que se quería morir en ese entonces?
La vida es el regalo más grande. Agradécele a tu madre y a tu padre estar viva. Te dieron lo más valioso que hay, la vida. Y en lugar de estar compadeciéndote, date cuenta de la gran oportunidad que tienes y nada vale la pena como para no querer vivir. Todo, absolutamente todo,tiene solución. Solamente es un momento del resto de tu vida. Todo, todo, todo tiene solución…menos la muerte.
Termina la entrevista, pero seguimos platicando. Hablamos de que apenas solo tiene menos de dos meses de haber salido de la operación y ya piensa tan diferente. En eso enseña el gran tatuaje que tiene en su brazo. “Lo mejor está por venir”, dice y señala el tatuaje que justamente dice eso. La coincidencia hizo que el día que escuchó esta frase de un coach también su hijo tenía cita para hacerse un tatuaje. Y se animó.“Me encantan los tatuajes y me dice alguien: ‘¿Oye pero cuando se te cuelgue la piel?’, y digo: ‘Pues va a ser un tatuaje colgado’ (ríe)”, contó. Y, como una muestra más de lo bien que se lleva con sus hijos y cómo quiere recordar esta operación como uno de los eventos más positivos que le han pasado, pronto se tatuará con ellos un corazón en el brazo.