Nina Olimón es la más pequeña de sus hermanas y ella recuerda que desde los 5 años supo que quería expresarse a través del arte. Ahora, como cantante, presenta un disco dedicado a los niños, Hadas y Unicornios, que contiene temas que ha compuesto a lo largo de su vida. Su familia ha sido una influencia importante, sobre todo su abuela Guadalupe Rhon de Hank, quien le enseñó amar la naturaleza y disfrutar del rancho de su abuelo Carlos Hank González.
Sus primeros recuerdos son sobre las aventuras que vivió al lado de su primo Juan, pues toda la familia pasaba días inolvidables en el rancho.
“Mi infancia fue muy divertida, siempre viví con esta imaginación, crecimos en un rancho que tiene muchos árboles y siempre me fui a explorar. Mi primo Jaime y yo nos perdíamos por horas y luego mis papás (Carlos Olimón e Ivonne Hank) no nos encontraban. Yo inventaba mis cuentos y hasta el personaje de la bruja; recuerdo que había una casita y los árboles. Éramos cuatro hermanos: Carlos, Ivonne, Karla, quien falleció, y yo, que soy la más chiquita. Recuerdo que desde las 5 de la mañana me despertaba y me iba a ordeñar las vacas, me encantaba estar en el lodo y nadie me quería acompañar, pero me la pasaba increíble y ahí aprendí con los caballerangos a ordeñar vacas y también disfrutaba montar. Mi abuelita materna Guadalupe me inculcó el gusto por los pájaros y las flores”, y esto le dio pauta para saber que su mundo sería mágico.
Estudió la carrera de Psicología en la Universidad de San Diego y también para Guía Montessori, pero después se fue a Los Ángeles para estudiar canto y actuación en Actors Studio y con el coach Ron Aderson. Con el tiempo, Nina Olimón hizo un pausa en su carrera musical porque coincidió con su boda y luego el nacimiento de su primera hija, Hanna. Su mundo tomó otro rumbo, no sólo se había convertido en mamá, sino que tuvo la pérdida de su hermana Karla.
“Mi hija Hanna nació de 1.400 grs y mi hermana se murió tres semanas antes, fue todo un caos y estaba yo con mi hija que estaba en la incubadora y no la podía cargar ni nada, así que me puse a leer mucho sobre los niños prematuros y vi que había mucho sobre música, yo le cantaba porque se supone que la voz de la mamá y las canciones de cuna son muy buenas para el cerebro de los niños y para crear vínculos. Gracias a esto existe la canción de Chiquita pero picosa, mi primer sencillo que está escrito para mi hija y de ahí nació mi primer disco que es de canciones de cuna”.
Para Nina Olimón no hay límites, quiere conquistar con su música a todos los niños del mundo, cree que es necesario darles más atención.
“Creo que el mundo de los niños de hoy está un poco desatendido y me gustaría mucho llevar esa magia que a mí me dieron mis papás y el mundo en el que crecí”, dijo y es que, sin importar que ya no es un chavita, como ella dice, sabe que también será una inspiración para los adultos porque siempre puedes seguir soñando y alcanzar tus sueños.