(Clase)
De esta interesante entrevista que el periodista Alberto Tavira Álvarez realizó a Carmen Porras Echeverría y que se publicó en 2018 en la revista CLASE, a 50 años del 2 de octubre del 68, te mostramos un extracto de la charla que sostuvieron en las áreas comunes del condominio en el que vive su mamá María del Carmen. A continuación:
No tiene nada de convencional. El acta de nacimiento de Carmen Porras Echeverría le hace dilatar las pupilas a cualquiera. Nació el 4 de agosto de 1971 y en los rubros que especifican el nombre y la ocupación del abuelo materno se alcanza a leer: Luis Echeverría Álvarez, presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Ni todos los connacionales tienen como abuelo a un jefe del Ejecutivo ni todos los presidentes de México se han convertido en abuelos mientras fueron habitantes de la residencia oficial de Los Pinos. Esa particularidad la comparte Carmen con sus dos hermanos Arnoldo y Pablo: los tres hijos del ingeniero civil Arnoldo Porras y su esposa María del Carmen, la segunda de los ocho hijos que tuvieron Luis Echeverría Álvarez y María Esther Zuno Arce y que, en orden, son: Luis Vicente, María del Carmen, Álvaro, María Esther, Rodolfo, Pablo, Benito y Adolfo.
En la numeralia de los descendientes de Echeverría –hasta el cierre de esta edición– se contabilizan 19 nietos y 14 bisnietos. Carmen Porras hizo su arribo un año y medio después de que su abuelo fuera electo presidente de México para el sexenio de 1970 a 1976. A pesar de que Carmen puede presumir de haber aprendido a caminar en los jardines de Los Pinos, de que le cambiaron los pañales en la Casa Miguel Alemán y de haber gateado en el Despacho del Ciudadano Presidente, sus recuerdos más entrañables se alojan en los tiempos posteriores a que su abuelo entregó la banda presidencial a López Portillo.
ROMPE EL SILENCIO
“Yo de Los Pinos no me acuerdo de nada”, dice en entrevista exclusiva para CLASE la nieta de Luis Echeverría Álvarez durante un encuentro sostenido con ella el viernes 3 de agosto de 2018, en las áreas comunes del condominio en el que vive su mamá María del Carmen, por temporadas cortas, en Puerto Vallarta, Jalisco, lugar que desde hace alrededor de dos décadas Carmen Porras ha elegido para hacer su vida. No hubo acceso al interior de la casa de Carmen o al departamento de su mamá. No hubo algún arreglo especial en el peinado o en el maquillaje de Carmen para las fotos. Apenas un par de cambios de su propio guardarropa. “No estamos acostumbradas a esto. Nunca hemos hablado con los medios”, se disculpa Carmen durante la sesión de fotos en la cual, por cierto, ella misma sugirió a la fotógrafa Estrellita, una amiga suya que de igual forma vive en Puerto Vallarta.
“Tristemente –dice Carmen– cuando en una familia algún integrante es parte de la política y se dedica en cuerpo y alma, de alguna manera se ve afectada la relación y la convivencia. Mis tíos y nosotros como nietos disfrutamos muchísimo más a Luis Echeverría y a María Esther después del sexenio”.
Fotos: Estrellita Velasco
¿Cómo eran tus abuelos fuera de Los Pinos?
Mi abuela quería seguir haciendo muchas cosas: visitar museos, realizar paseos, organizar comidas... Mucha gente los fue a visitar a París, por ejemplo: Carmen Romano (esposa del entonces presidente de México, José López Portillo), la actriz Angélica Aragón que quería mucho a mi abuela; me tocó ver a Octavio Paz y a José Luis Cuevas.
¿Después de la presidencia, Luis Echeverría siguió conservando amigos de la política?
Sí claro, Fernando Gutiérrez Barrios (secretario de Gobernación en la administración de Carlos Salinas de Gortari), Jesús Silva-Herzog Flores (secretario de Hacienda en los sexenios de José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado), Carlos Gálvez Betancourt (secretario del Trabajo de 1975 a 1976, en el gobierno de Echeverría), Celia González y su esposo Leandro Rovirosa Wade (secretario de Recursos Hidráuldicos con Echeverría).
¿Te ha abierto las puertas ser una Echeverría?
Y me las ha cerrado también. A veces la gente asume cosas. En la escuela hubo bullying. Yo chiquita, después del sexenio de mi abuelo, sufrí bullying por el simple hecho de ser la nieta de Echeverría.
¿Te tocó que Echeverría te leyera algún fragmento de algún libro o algún cuento?
Era al revés. A mi abuelo le gustaba que le leyeran los periódicos o el libro que él estuviera leyendo, ya fuera alguno de sus hijos o de sus nietos.
¿Cuéntame algo que nadie sepa de Luis Echeverría en el ámbito familiar?
Mi abuelo jugó tenis todos los días, muchísimos años de su vida. Diariamente se despertaba a las seis de la mañana a jugar. Muchos años jugó golf. También muchos años nadó. Es una persona que tuvo una salud excepcional. Le gustaba desayunar fruta, huevo, concha con nata y café.
¿Cómo te contaban tus abuelos su historia de amor?
Se conocieron en Coyoacán, en la Casa Azul de Frida Kahlo. Mi abuela María Esther era la hija de José Guadalupe Zuno, quien conocía a todos los muralistas y los grandes pintores de la época. Mi bisabuelo, quien en esos años trabajaba en el entonces Distrito Federal, llevó a mi abuela a visitar a Diego Rivera y a Frida Kahlo. Por esos años mi abuelo Luis Echeverría era novio de Lupe Rivera (una de las dos hijas que Diego Rivera tuvo con su primera esposa Guadalupe Marín), entonces como que llegaron a cruzarse y esa fue la primera vez que se vieron y se presentaron. Y ahí fue donde se echaron el ojo.
De sus gustos literarios, de cine, ¿qué es a lo que más recurría tu abuelo?
El cine fue parte de su trabajo muchos años, porque él estaba en la Secretaría de Gobernación y como había censura, y ésta era muy dura, él tenía que ver todas esas películas en su casa, donde tenía una sala de proyecciones (que todavía existe, pero ya no están los aparatos ahí) para poder sacarlas al público o de plano no sacarlas; sin embargo, tenía un gusto muy particular por las películas de Charles Chaplin. Tenía toda la colección completa. De igual forma le encantaba James Bond, el agente 007. Desde luego le gustaba el cine francés, el cine italiano, pero lo que más le divertía era Chaplin.
¿Y qué pasó con la colección de trajes típicos de tu abuela María Esther?
Están junto con la colección de muñecas, en San Jerónimo. Me encantaría que algún día tengan su propio lugar donde la gente pudiera ir a verlos, en algún museo de alguna universidad o de alguna fundación.
MOVIMIENTO DEL 68
El 2 de octubre no se olvida. Eso lo sabe el país entero. Y desde luego también lo saben los Echeverría. Sobre el movimiento estudiantil de 1968 en México se han escrito ríos de tinta. Muchas investigaciones serias, otras no tanto. Rumores, varios. Pero pocos testimonios de primera mano de quienes ostentaban el poder, tal es el caso del libro ‘Luis Echeverría Álvarez. Entre lo personal y lo político’ (Editorial Planeta, 2008), en el que el periodista Rogelio Cárdenas Estandía publicó un diálogo donde el expresidente mexicano, por vez primera y con el autoanálisis que permite la distancia del poder, señaló entre otros temas, que los estudiantes muertos durante los sucesos del 68 “son responsabilidad de Gustavo Díaz Ordaz”.
Los descendientes de Echeverría han mantenido un silencio sepulcral durante años sobre la matanza de Tlatelolco. Sin embargo, Carmen Porras, durante nuestro encuentro en Puerto Vallarta, emite un comentario desde su posición muy particular.
¿Cómo se manejaba en tu familia el tema del 2 de octubre del 68? ¿Qué les decía tu abuelo?
Yo todavía no nacía en el 68. Mi mamá (María del Carmen) quizá tenga algún recuerdo pero, yo ya más grande, no recuerdo que se haya hablado de ese tema en la casa. Jamás se habló de situaciones políticas. Se recordaban positivamente las cosas que había hecho la abuela. Las obras que había hecho el abuelo, pero del 68 nunca se hablaba. Esa es la realidad.
Y cuando la gente te pregunta sobre el tema del 68 ¿cuál es tu respuesta?
Mucha gente que me conoce no sabe que mi abuelo es Luis Echeverría y, si lo saben, el tema casi ni se toca. Cuando la gente me habla de mi abuela o de mi abuelo es por recuerdos lindos que tienen sobre ellos o por gente que ayudaron. Eso también es muy bonito.
¿Dónde estaba Luis Echeverría el 2 de octubre de 1968?
El 2 de octubre mi abuelo estaba en la Secretaría de Gobernación. Invitó a [el muralista mexicano David Alfaro] Siqueiros a platicar toda la tarde. Había un testigo de honor de que él no dio nunca ninguna orden. Debo decirte una cosa, si mi abuelo invitaba a alguien a su despacho a dialogar era sin horario porque eran horas. Era muy buen conversador. Si invitó a Siqueiros el 2 de octubre del 68 a su despacho a Gobernación, seguramente ahí estuvo Siqueiros muchísimas horas.
A 50 AÑOS DEL 2 DE OCTUBRE DE 1968
Hace tres años que Carmen no ve a su abuelo. El ex Jefe del Ejecutivo actualmente tiene 96 años de edad y, aunque su salud es estable, en julio de este año estuvo delicado debido a que los doctores le recetaron unos medicamentos muy fuertes para atender una afección y tuvieron efectos secundarios. A decir de su nieta, Luis Echeverría está más disminuido físicamente. El que fuera el hombre más poderoso del país vive en su casa de San Jerónimo, al cuidado de un staff de enfermeras, trabajadoras del hogar y asistentes –sin contar a los elementos del Estado Mayor Presidencial con los que todavía cuenta–. A pesar de todo, Echeverría tiene muy poca movilidad. De las cuatro paredes de su habitación no pasa. Duerme mucho. Además del personal de servicio la familia está cercana. En esa misma propiedad viven sus hijos Benito y Adolfo, pero es María Esther Echeverría quien está pendiente de manera permanente de su padre y, probablemente, planteándose cómo será el funeral del patriarca de esta dinastía en estos nuevos tiempos políticos.